Datos personales

sábado, 25 de diciembre de 2010

Neruda - División de su obra



Neruda: División de su obra

Raúl Silva Castro



La obra de Pablo Neruda, tan copiosa ya, ha sido segregada por su propio autor, quien niega valor estético a algunas de sus empresas en atención a consideraciones de orden político. La entidad psicológica y fisiológica llamada Pablo Neruda es una, pero lo que ella produce no es, según su creador, una sucesión regular y ordenada de fenómenos coherentes y dependientes los más nuevos de los más antiguos. La sucesión regular se altera, con lo cual habría en la producción de Neruda una serie de muros infranqueables y de soluciones de continuidad. Cualquier ordenación que en ella se intente habrá de pasar por alto estas negaciones, que no tienen alcance para la historia literaria. Veamos, en consecuencia, cómo podría agruparse esta obra en atención a sus motivos culminantes y sin romper con la cronología. 

PRIMERA ÉPOCA. Desde los orígenes en la infancia hasta el primer viaje fuera de Chile (1927): poesía del amor, singularmente egocéntrica, algo anárquica en la forma y muy nihilista en lo que toca a la concepción del orden social y del mundo. A pesar de los descuidos formales, el verso contiene algunos señuelos artísticos perceptibles en rima y ritmo. Influencia de Rubén Darío y de Maurice Maeterlinck.

Esta poesía de los orígenes comenzó a darse a conocer oficialmente al público santiaguino en la revista Claridad (1921), pues las colaboraciones de Corre Vuela de fecha anterior pasaron inadvertidas; adquiere forma de libro con Crepusculario (1923), y se consolida con Veinte Poemas De Amor Y Una Canción Desesperada (1924). Estos dos libros son, por lo demás, los mejor difundidos de su autor y los que conservan mayor número de admiradores entre quienes nada quieren saber de su aventura política, a juzgar por las ediciones que han agotado y que siguen solicitando. Es también la menos traducida a los idiomas extranjeros, en proporción al número de años que lleva en circulación.

SEGUNDA ÉPOCA. Cuando Neruda salió de Chile, se fue al Oriente y se estableció en Rangún (Birmania). Las piezas escritas entonces caben casi totalmente en Residencia En La Tierra (1937), iniciada en Rangún, proseguida en Colombo y en Java, posesión holandesa esta última en la cual Neruda contrajo su primer matrimonio con Maruca Hagenaar, joven javanesa de padres holandeses.

TERCERA ÉPOCA. Es ya la etapa política iniciada con España En El Corazón (1937) y proseguida con Canto General (1950), libro que vale por no pocos volúmenes individuales, pues contiene miles de versos y se distribuye en muchísimos temas. Otros títulos dignos de atención en esta etapa son Canto De Amor A Stalingrado (1942) 28 de enero (1947), etc.

La tercera época se prolonga en los años que siguen, pues el autor no ha renegado de su filiación política, y continúa siendo, para todo el mundo de la cultura, uno de los más representativos escritores comunistas del presente; pero es justo aceptar que podría intentarse una división final.

CUARTA ÉPOCA. Aparecen las Odas Elementales. En los últimos años, y a contar de 1954, Neruda ha querido aclarar su expresión, muy turbia en algunos períodos, y en especial en las épocas segunda y tercera, según la enumeración anterior, y de esta decisión nacieron las odas, en conjunto una especie de diario lírico íntimo (y civil a la vez, pues la intención política subsiste), en que se tratan, alternativamente, cosas domésticas, reminiscencias de viajes, bagatelas, sucesos del vivir callejero, pequeñeces y hasta trivialidades.
Esta simplificación en cuatro épocas es, por cierto, algo claustral para obra tan amplia y caudalosa como la de Neruda, que atiende a: casi todos los temas cósmicos, y debe ser recibida con beneficio de inventario, que somos los primeros llamados a sugerir y aconsejar.

A más de los enunciados dichos y cabalgando sobre las fechas ellos comportan, hay libros enteros que salen de estos marcos, a saber: Versos Del Capitán (1953), aparente retorno a la primera época, como Cien Sonetos De Amor (1959). El lector verá, pues, con prudencia, qué le conviene mantener de la visión esquemática que le hemos propuesto.

Desde otro punto de vista, cabría señalar en la expresión y estilo de Neruda, esto es, en el sistema de formas literarias que emplea obtener la comunicación con el lector, ciertos cambios u posiciones que darían base a un estudio monográfico. Sin llegar tan anotamos los principales cambios que vemos en su estilo:

1.- PERÍODO DE EXPRESIÓN DIRECTA. Desde los orígenes hasta la publicación de Veinte Poemas De Amor (1924), el poeta aspira a decir con rectitud lo que siente. Si está enamorado, lo declara; si un paisaje le gusta, lo describe y elogia. Hay, en fin, una relación directamente proporcional entre lo que siente y lo que se expresa, sin perjuicio del uso de metáforas, símbolos y otras figuras que pueden contribuir a facilitar la expresión. En este mismo período podemos imaginar, además, cierto abandono íntimo: el poeta no calcula el efecto que va a causar, y su canto parece, a menudo, ser el fruto de una fluencia natural irrestañable.

2. PERÍODO EXPERIMENTAL. Poco después vienen los libros a los cuales daremos el nombre de experimentales, en el sentido de que con ellos el poeta muestra sus búsquedas en el estilo. Está experimentando, o si se prefiere, tanteando, a ver si su expresión logra alguna mayor originalidad. El parecerse a escritores como Darío, Maeterlinck y otros, no le satisface: o no se parece a nadie, o prefiere parecerse a escritores no tan consagrados como aquéllos. De allí la influencia de Sabat Ercasty, que hasta hoy no ha tenido explicación alguna dentro de la obra de Neruda.

3. PERÍODO DE EXPRESIÓN INDIRECTA O INVERSA. ¿Cómo salió Neruda del período experimental? Había dos maneras honorables de salir: o volver a la expresión directa o adoptar otra, que para abreviar llamaremos indirecta o inversa. El primer fruto de este cambio es ya todo un libro, Residencia en la tierra, que se convierte en un ciclo de varios años de producción. Los cambios son notorios. El breve poema de amor, de expresión en todo directa, truécase en un extenso poema unitario (con unidad de inspiración), donde la expresión es a menudo (y no siempre) indirecta o inversa. Apela el autor a cosas incomunicables por definición, como los sueños, o descompone la realidad en una visión íntima (suprarrealismo), para su solo uso, que no puede pretender que capte el lector en las propias dimensiones que cobró para el poeta. Es el período popular. mente llamado oscuro, es decir, de difícil comprensión, esotérico, durante el cual Neruda perdió algunos de sus admiradores, pero adquirió otros, los snobs, quienes declaraban primero que la poesía no era para ser entendida, segundo que la de Neruda era ininteligible y tercero que en consecuencia se le debía admirar sin trámite.

4. PERÍODO DE EXPRESIÓN DIRECTA, segunda vez. Neruda pudo que darse en la estación anterior, produciendo poemas simbólicos, oscuros, de significado recóndito, pero de pronto alteró su ruta. Hay quienes creen que cambió porque su espíritu, algo inquieto, le invita a buscar nuevas metas para su arte, a fin de no repetirse. Hay quienes en cambio suponen que la novedad se produjo no en forma espontánea sino sugerida, es decir, forzada desde fuera. Neruda, en suma, habría vuelto a la expresión directa (patentizada en las Odas elementales), no por decisión suya sino por las necesidades de la propaganda comunista a que aparece, en parte a lo menos, subordinada su poesía. El asunto es muy difícil de zanjar y basta exponerlo.
En este momento, es decir, por los días en que se escribe este libro, Neruda sigue fiel a la expresión directa. Pero entre el período 1 y el período 4 hay una diferencia muy perceptible, o que por lo menos trataremos de hacer perceptible en este libro. En el período primitivo o inicial, Neruda es un poeta egocéntrico, cuyo amor, por lo general desolado, le nubla la visión para el resto del espectáculo del mundo. Canta a la pareja humana en el sentido sexual, no en el sentido matrimonial, y la canta desde el ángulo masculino, con todo el egoísmo rabioso .que el amor suscita en él y entre otros Varones de su misma familia psicológica. Dentro del período 4, en cambio, si bien persisten rasgos de confesión personal donde el poeta, una vez más, se llama enamorado, el egocentrismo se reemplaza por el panfilismo. El poeta no es ya egoísta sino altruista, sonríe al vecino, saluda al prójimo, pide reverencia por los seres humildes, trata de unirse con los demás hombres, practica cierta forma de unanimismo, se torna social, se conjuga al resto de la humanidad, respeta al débil, se acuerda de todos los seres repetidamente olvidados en los años anteriores. Sea esto influencia de la posición política que el poeta ha adoptado, o sea otra cosa, es el hecho el que debemos consignar y atender.

Debe aceptarse, en resumidas cuentas, que Neruda es un poeta muy difícil para el estudio, por los profundos cambios de sensibilidad estética aportados a su estilo. Quien pretenda saber algo de él, más allá de las anecdóticas exterioridades, ha de hacerse el ánimo de enfocar cada cierto número de años de nuevo, con mucha paciencia, a fin de que sus instrumentos de captación y de percepción no queden fuera de uso. El desarrollo de su obra no es lineal sino, al rever, lleno de torceduras y de imbricaciones no previstas.




Raúl Silva Castro: Pablo Neruda, Santiago, 1964. 237 Págs.




CIEN AÑOS DE SOLEDAD: Guía de lectura


CIEN AÑOS DE SOLEDAD: Guía de lectura



Los dos grandes temas de Cien años de soledad son, siguiendo su título, el tiempo y la soledad. Por otra parte, siguiendo el árbol genealógico de los personajes, hay un permanente anhelo del incesto.

La soledad aparece en los personajes como algo hereditario, como una maldición que no puede ser superada: ¿cómo aparece descripta la soledad en los diferentes personajes? ¿Por qué el amor no supera ese estado de soledad? ¿Qué es lo que impide en los personajes la verdadera relación amorosa?

Otra característica de la soledad es el encierro de los personajes. El encierro tiene muchas funciones en la novela:

1) está relacionado con el progreso científico;

2) protección contra el peligro real e imaginario;

3) para establecer la superioridad social;

4) el lugar cerrado por excelencia es el cuarto de Melquíades, en donde parece que el tiempo está detenido. (Reconocer en Cien años de soledad cada una de estas funciones del espacio cerrado).

El lenguaje, tanto coloquial como literario, tiene una función general de aislamiento, más que de comunicación. ¿Cómo se da esta incomunicación en los personajes de la novela? ¿Qué función tiene la literatura, siguiendo los comentarios que hacen los personajes con respecto a ella?

Macondo sufre tiempos de esplendor y decadencia: ¿cómo se da el progreso y en qué termina indefectiblemente?
La secuencia de acciones de la novela puede ser sintetizada de la siguiente manera: se trata de 8 espacios diferentes constituidos sobre una matriz temporal, dos de ellos son previos a la fundación de Macondo y por tanto, se encuentran en la vertiente de los hechos históricos reales, según sus leyes y determinaciones; los 6 espacios que pueden señalarse en Macondo ocurren durante 100 años. La forma-contenido estructural tiende a ser circular y culmina en un momento de simultaneidad que condensa 100 años en un instante, después del cual se advierte que toda la existencia de Macondo, como territorio virtual, era sólo un reflejo, una imagen en un espejo que -si alguna vez existió- ha sido borrada de la memoria de los hombres. ¿Cómo se dan en el relato estos espacios? ¿En qué se caracteriza cada uno de ellos? Para ello, tener en cuenta el siguiente esquema:

1.     Riohacha

2.     Las Rancherías

3.     Primer Macondo. El lugar de la igualdad, de la juventud, de la perfecta armonía con la naturaleza

4.     El segundo Macondo: El lugar en que la conciencia del aislamiento se percibe como inferioridad, como frustración de las posibilidades de conocimiento científico.

5.     El tercer Macondo: El lugar del orden propio en el cual la magia forma parte de la vida, en donde el tiempo se ha detenido y la guerra tiene como fin conquistar la derrota.

6.     El cuarto Macondo: El lugar de las invenciones, de la fiebre del banano, de la invasión de los extraños. Esta intrusión tecnológica perturba a Macondo más que la magia.

7.     El quinto Macondo: El lugar del diluvio como una pausa, como una ruptura en el tiempo.

8.     El sexto Macondo: El lugar de la muerte.

Reflexionar sobre la siguiente metáfora de Macondo y relacionarla con el contexto socio-hitórico de América Latina:

La historia del pueblo de Macondo, es la historia de la familia Buendía y la culminación de una advertencia que ningún Buendía quiso -o pudo- oír en su soledad alienada: la familia que se casa entre sí (que se aísla de su propio pueblo) genera hijos con cola de chancho, es decir, deja de ser humana, se destruye a sí misma.

LAS VANGUARDIAS LITERARIAS DEL SIGLO XX


LAS VANGUARDIAS LITERARIAS DEL SIGLO XX
            El término vanguardias surge en Francia durante los años de la Primera Guerra [1914-1917]. Su origen está precisamente en el vocablo francés avant-garde, término de origen militar y político, que venía a reflejar el espíritu de lucha, de combate y de confrontación que el nuevo arte del siglo oponía frente al llamado arte decimonónico o académico.
            Desde el principio, el arte vanguardista adquiere una impronta provocadora contra lo antiguo, lo naturalista o lo que se relacionara con el arte burgués. No será causalidad que todas las primeras manifestaciones de estos vanguardismos estén repletos de actos y gestos de impacto social, como expresión de un profundo rechazo a la llamada cultura burguesa. La Primera Guerra, como expresión del afán imperialista y del profundo fracaso de esa burguesía por conseguir la paz, será el período en que, junto a actitudes diversas de rechazo a la guerra, afloren todas estas manifestaciones artísticas extraordinarias con una versatilidad y agilidad desconocidas hasta entonces. Los llamados ismos se sucederán uno tras otro.
            No es ninguna casualidad que el surgimiento de los vanguardismos artísticos y literarios esté relacionado íntimamente con el periodo de mayor intensidad social, ideológica, en definitiva histórica, del siglo XX: el periodo que va desde la Primera guerra del 14 al inicio de la Segunda en 1939. En esos 15 ó 20 años cuajan las experiencias del nuevo arte: unas pasarán rápidamente, otras quedarán incorporadas al arte para siempre,  pero la revolución de las formas y de los contenidos se producirá, sin duda, a partir de aquellas vanguardias de los años 20.
AUGE Y CRISIS
            Los vanguardismos despuntan inmediatamente antes o durante la Primera Guerra, llegan a su apogeo durante la década de los años 20, entran en crisis a partir de 1929 y desaparecerán en la década de los 30.
            En esos años, los artistas vanguardistas se han enfrentado al mundo de ideas proveniente del pensamiento burgués: unos derivarán hacia el antiburguesismo de tipo fascista, como es el caso del futurismo italiano de Marinetti; otros volcarán su rebeldía en el movimiento proletario izquierdista. De esta forma, los dos grandes movimientos que marcarán el siglo XX, el fascismo-nazismo y el comunismo, serán expuestos y cantados en sus iniciales años de poder a través de una estética y unas formas vanguardistas. El caso más ilustrativo es el del surrealismo francés y su apuesta por la revolución comunista. Posteriormente serán ellos mismos perseguidos y prohibidos por los propios aparatos culturales de estado, como ocurrió en la URSS estalinista a partir de 1923 y en la Alemania nazi de 1933. En el primer caso, los poetas futuristas serán criticados a partir de la nueva estética realista y populista tras la guerra civil revolucionaria. En el segundo caso, los jerarcas nazis secuestrarán la pintura vanguardista que había caracterizado el renacer cultural alemán, considerada a partir de entonces como "arte degenerado".
            La gran confrontación ideológica y militar de la década de los cuarenta y la Segunda Guerra, acabarán con los vanguardismos. Sus restos o serán enterrados o derivarán en el arte moderno cuya expresión más genuina será el arte de Estados Unidos a partir de los años 40. El trabajo de fundamentar un nuevo concepto de arte y de literatura ya estaba realizado.
Futurismo: el frenesí de la vida moderna
                 Movimiento literario y artístico surgido en Italia en el primer decenio del siglo XX. Nació con un manifiesto, y varió y fijó sus propios enunciados en una serie de manifiestos. El 20 de febrero de 1909 F.T. Marinetti ( *)  publicó en París un primer Manifiesto en el que proclamó como formas de expresión del futurismo la agresividad, la temeridad, el salto mortal, la bofetada, el puñetazo.
             En 1912, el mismo Marinetti, con el Manifiesto técnico de la literatura futurista, apuntó como medio específico de expresión literaria las «palabras en libertad», que eran capaces de traducir, por analogía y sugestión, los mecanismos psíquicos y el frenesí de la vida moderna. Esto comportaba la abolición de la sintaxis, de la puntuación, de las partes calificativas del discurso (adjetivos, adverbios). 
      Las nuevas teorías se aplicaron también a la pintura, a la música, a la escultura, al teatro e incluso a otras formas artísticas todavía por nacer, pero destinadas a nacer en el futuro.
            Esta gran cantidad de programas revela una exasperada proyección hacia el futuro; y si por un lado expresa la voluntad de romper con la tradición, por el otro demuestra una cierta incapacidad de realizarse en formas menos hipotéticas y más actuales. Uno de los aspectos más llamativos del futurismo es, en suma, lo veleidoso, que se enmascara de triunfalismo para rechazar el mito de la derrota propio de cierto romanticismo y del decadentismo. Los futuristas cultivan, por el contrario, el mito de la victoria: victorias tal vez ficticias, coronadas no por una gloria aristocrática y solitaria, sino por el escándalo en los cafés, en la calle, en las salas de conferencias.
En el ámbito literario, el futurismo italiano tuvo sus mejores exponentes, además de en Marinetti, en A. Palazzeschi, C. Govoni y A. Soffici; pero los resultados más importantes del movimiento se alcanzaron, probablemente, en el campo de las artes figurativas, con la introducción de un nuevo sentido del espacio que tuvo consecuencias importantes en la vanguardia europea contemporánea y posterior: cubismo, dadaísmo, surrealismo.
El Creacionismo y el Ultraísmo son dos movimientos vanguardistas netamente españoles. Su proceso  evolutivo lo podemos situar entre 1918 y 1923. Conectado con las tendencias vanguardistas provenientes de Francia, se caracterizarán por el rechazo de lo sentimental, de lo trágico, de lo subjetivo y de lo íntimo. Ya no es época -dicen los ultraístas- de cantar al amor, a la muerte, a Dios, ni siquiera al hombre.
El poeta, como creador que es, debe purificar la literatura de toda la carga moral, filosófica o política que, proveniente desde el Romanticismo, la había impregnado. La poesía, como el arte, se convierte en fin en sí misma. Frente a otras tendencias que todavía mantienen la carga humana de la literatura -fijémonos en la fuerza social que tendrá el surrealismo- estos cortos movimientos poéticos son quizás los que más se distancian de la literatura como reflejo de la realidad del mundo circundante.

Filippo Tomasso MARINETTI: (Alejandría, Egipto, 1876 -Bellagio, Como, 1944) escritor italiano. Poeta, novelista y fundador del futurismo, pasó su juventud en París, donde publicó sus primeras obras, escritas en francés. El 20 de febrero de 1909 publicó en «Le Figaro» el primer manifiesto del futurismo, que arremete contra los valores tradicionales, exaltando el dinamismo de la vida moderna, los mitos de la máquina y de la guerra y la violencia como afirmación de la individualidad.
DADAISMO
                 El movimiento Dadá surgió a la vez en Suiza y Estados Unidos en 1916. Desde Zurich se expandió hacia Alemania y hacia Francia. En París es ya el movimiento de moda en 1923. El movimiento Dadá tiene la particularidad de no ser un movimiento de rebeldía contra otra escuela anterior, sino que se funda en un cuestionamiento de todo el marco conceptual del arte y de la literatura de antes de la Primera Guerra.
1. El grupo de Zurich
     Suiza, a partir del estallido de la guerra en 1914, se convierte en un centro de refugiados pacifistas de toda Europa. Allí se encontraron todos los disidentes de otras escuelas previas, tales como el expresionismo alemán, el futurismo italiano o el cubismo francés. En 1916, en Zurich, un grupo de artistas instalaron en una cervecería un pequeño cabaret, al que bautizaron como "Cabaret Voltaire". Allí se reunieron el filósofo Hugo Ball, el poeta Tristan Tzara, el pintor Marcel Janco, ambos refugiados rumanos, y el pintor alsaciano Jeans (Hans) Arp. A partir de ese encuentro comenzaron una serie de actividades en el cabaret así como editaron la revista que llevaría el nombre de "Dadá"
            Tristan Tzara pronto se convirtió en el promotor y principal exponente del movimiento Dadá. Entre él y Hugo Ball dieron sustancia a la teoría dadaísta. 
            El origen del término Dadá es confuso y controvertido. De acuerdo con la versión de Tzara y Ball, la palabra surge de la casualidad: abriendo las páginas de un diccionario con la ayuda de un cuchillo, el primer término señalado fue ese: Dadá. De acuerdo con otras versiones, fueron los camareros del Café Terrasse, lugar donde se solían encontrar estos artistas centroeuropeos, quienes identificaron primeramente al grupo como Dadá: para esos camareros, las lenguas habladas por aquellos emigrados eran incomprensibles, salvo la sílaba "da-da" ("sí, sí", en ruso y otras lenguas)
            En pocos meses los espectáculos del café Voltaire fueron famosos en la ciudad Suiza. El espectáculo dadaísta había nacido, cargado de provocación, tendencia agresiva, propuestas ilógicas y absurdas.
            En 1917 Francis Picabia, un pintor francés, refugiado también en Suiza entra en contacto con Tzara. Ambos darán sentido al Manifiesto Dadá de 1918, posiblemente el documento más importante del movimiento dadaísta de Zurich. Tras el fin de la guerra, el dadaísmo cautiva a los artistas vanguardistas de París, produciéndose un resurgimiento del mismo. El Zurich Dadá, con la disgregación de sus refugiados, se había acabado.
2. El grupo de Nueva York
     También la declaración de guerra llevó a la ciudad americana a grupos de artistas refugiados. Entre ellos hay que destacar a Duchamp y Picabia. Allí se integraron con las corrientes vanguardistas que desde comienzos del siglo se estaban gestando en Harlem, Greenwich Village y Chinatown. Aunque Nueva York no era Zurich, ni existía ese clima de refugiados políticos de la ciudad suiza, el espíritu iconoclasta, recalcitrante y nihilista fue idéntico. En marzo de 1915 nace la revista "291", nombre tomado del número de la casa ocupada por una galería de arte en la Quinta Avenida. Duchamp, Picabia, Jean Crotti, como europeos refugiados, junto con los americanos Man Ray, Morton Schamberg y otros dan vida al Dadá neoyorquino.
3. El grupo de Berlín
     Tras la guerra, Alemania entra en una crítica situación. Tras la revolución bolchevique, el partido Espartaquista alemán -la izquierda socialista- ensaya también la revolución en Alemania. En toda esa agitación social un grupo de artistas va a incorporarse a las tesis izquierdistas: será el Movimiento dadaísta.
     Procedente del grupo de Zurich, Richard Huelsenbeck, trae a Berlín el espíritu dadaísta, pero mucho más radical contra las anteriores escuelas vanguardistas (futurismo, cubismo). Junto con el poeta Raoul Hausman promueve declaraciones y manifiestos a partir del "Dadá Club". Junto a los anteriores destacarán el pintor Georg Grosz, agudo crítico del militarismo y del capitalismo alemán de aquellos años, y los hermanos Herfelde, uno famoso  divulgador de la técnica artística del fotomontaje, otro indispensable editor de las obras dadaístas de aquellos años.

SURREALISMO
     El Surrealismo puede dar sentido por sí solo al movimiento vanguardista. La capacidad imaginativa y la sugerencia de sus construcciones mentales significaron, sin duda, una verdadera revolución en el arte posterior a la Primera Guerra.
     Aunque se haya dicho muchas veces que el Surrealismo viene directamente del dadaísmo es importante destacar los orígenes autónomos y propios del primero. Lo cual no quita que tengan entre sí líneas de contacto y reflexiones comunes. Pero si el Dadá es un arte que propugna destruir, provocar el caos y aniquilar, el Surrealismo construye de veras una concepción del arte y de la vida.
     Freud ejerce una influencia decisiva en el movimiento. Sus teorías acerca del mundo autónomo de los sueños, de la capacidad automática de la psiquis, del profundo y oscuro mundo interior de la mente -el subconsciente o inconsciente- aparecen como reveladoras de una nueva naturaleza del arte humano. Bretón comienza a estudiar al psicoanalista vienés ya en 1916 -tres años antes de que se conocieran él y Tristan Tzara- y desarrollará un amplio caudal de conocimientos sobre dichas teorías.
     Consecuencia de aquel conocimiento y del encuentro de varios artistas será el nacimiento de la revista Littérature fundada por André Bretón, Louis Aragon y Philippe Soupault, Pero será 1924 el año decisivo: en ese año nacen las revistas Surréalisme y Révolution surréaliste y Bretón redacta el Primer Manifiesto del Surrealismo. Ya para entonces se les han añadido  nombres como Artaud, Éluard, Péret y otros.
     El concepto surrealismo ya había sido citado por Apollinaire. Sin embargo, Bretón aporta un nuevo contenido y una nueva significación.
     A partir de 1925 el movimiento se expande y politiza. Se publican cartas-denuncias dirigidas al Papa, al Dalai Lama, contra la guerra, a favor de libertad para los delincuentes y para los locos. La voluntad de los artistas surrealistas de militar en el comunismo se encuentra con la férrea burocracia del dogmatismo del partido francés (PCF). Ello no impide que el "Papa Bretón" redacte su Segundo Manifiesto del Surrealismo en diciembre de 1929, donde criitcará a aquellos surrealistas "puros", que no han apoyado la revolución marxista. Como consecuencia de aquella batalla dialéctica de varios años, con crisis en el grupo y cambios de posicionamientos, Breton, Éluard y Crével  serán expulsados en 1933 del PCF. Quedan así dos tendencias surrealistas: una, identificada con el partido comunista francés, y otra, encabezada por Bretón que se agrupa en torno a una tendencia de tipo trotskista. (***)
     Con la segunda Guerra Mundial el movimiento llega a América. Bretón, exiliado en los Estados Unidos, funda allí la revista V.V.V., conoce a Trotski en México y propicia y apoya el efecto surrealista por todos esos países.
     A su regreso a Europa en 1945 insiste en difundir el movimiento surrealista. Pero ya Francia, y Europa, han entrado en la onda del existencialismo y del arte comprometido desde otros presupuestos. Son Sartre y Camus los nuevos creadores de opinión literaria. Sin embargo, Bretón, respetado y elogiado, lleva su actitud de denuncia social hasta rebelarse contra la guerra de Argelia (1958).
La palabra.  surréalisme es un término francés compuesto del prefijo sur y el nombre réalisme. La primera vez que aparece es en el título de la obra de Apollinaire "Las tetas de Tiresis. Drama surrealista". Su traducción sería algo así como "superrealismo" o "sobre el realismo". De esa forma querría dar a entender el arte que está más allá de la realidad. De hecho en un principio la traducción española citaba "Superrealismo" o "Sobrerealismo". Hoy día ha permanecido el término Surrealismo.

CREACIONISMO Y ULTRAÍSMO
                 El Creacionismo y el Ultraísmo son dos movimientos vanguardistas netamente españoles. Su proceso  evolutivo lo podemos situar entre 1918 y 1923. Conectado con las tendencias vanguardistas provenientes de Francia, se caracterizarán por el rechazo de lo sentimental, de lo trágico, de lo subjetivo y de lo íntimo. Ya no es época - dicen los ultraístas- de cantar al amor, a la muerte, a Dios, ni siquiera al hombre.
     El poeta, como creador que es, debe purificar la literatura de toda la carga moral, filosófica o política que, proveniente desde el Romanticismo, la había impregnado. La poesía, como el arte, se convierte en fin en sí misma. Frente a otras tendencias que todavía mantienen la carga humana de la literatura -  fijémonos en la fuerza social que tendrá el surrealismo- estos cortos movimientos poéticos son quizás los que más se distancian de la literatura como reflejo de la realidad del mundo circundante.
1. El Creacionismo
     En 1918 el poeta chileno Vicente Huidobro llega a España tras su estancia en París. A partir de su actividad y capacidad de influencia sobre un pequeño grupo de artistas  partícipes de tertulias vanguardistas el movimiento se va a conectar con los aires europeos que circulaban por París. La influencia de Huidobro junto a la actividad de Ramón Gómez de la Serna marcarán el nacimiento de las jóvenes generaciones poéticas que pretenden romper con el arte anterior a la Guerra del 14. Ello no supone, ni mucho menos, despreciar el papel renovador de otras figuras como Juan Ramón Jiménez o José Ortega y Gasset.
     De Huidobro surge el Creacionismo. A través de ese término se quiere dejar patente que la obra literaria es totalmente autónoma del mundo. El poeta debe dejar ya de cantar a la naturaleza; lo que tiene que hacer es imitar a la naturaleza, eliminar todo lo descriptivo o anecdótico. Hay que "hacer un poema como la naturaleza hace un árbol".
     Junto a Huidobro hay que destacar a Juan Larrea y Gerardo Diego como fundadores del Creacionismo. 
Rasgos del Creacionismo
Se suprimen los signos de puntuación
Yuxtaposición gratuita de imágenes, sin referente claro
Ilaciones semánticas de las imágenes, sin un hilo conductor aparente, donde a veces la fonética juega ese papel unitario.
El poeta debe crear el poema tal como la naturaleza crea el árbol.
Prescinde de lo anecdótico, de lo descriptivo.
El Ultraísmo
El Ultraísmo tiene bastante en común con el Creacionismo y, desde luego, contó con una gran aceptación entre las minorías literarias: participan en su gestación personas como Cansinos-Asséns, Eugenio Montes, Isaac del Vando, Adriano del Valle, Rafael Lasso de la Vega o Jorge Luis Borges, en aquel momento presente en España. Asimismo serán numerosas las revistas que difunden sus principios poéticos: Grecia, Cervantes, Ultra, Plural, Alfar, etc. Precisamente en la revista  Grecia apareció el primer manifiesto en 1919, donde ya se vislumbraban las relaciones de esta tendencia con el futurismo italiano y el dadaísmo. Su corta vida no impidió que se exportara a Hispanoamérica, donde tuvo una buena acogida por el ya citado Borges además de González Lanuza, Piñero y Ortelli, entre otros. En cuanto al término Ultraísmo, Guillermo de Torre apunta a su autoría y al papel de Cansinos-Asséns.
  Rasgos del Ultraísmo
El poema ultraísta deja notar las influencias del cubismo, del futurismo y del dadaísmo.
Imágenes y metáforas chocantes, ilógicas, donde destacan el mundo del cine, del deporte, del adelanto técnico: "Los motores suenan mejor que endecasílabos" (Guillermo de Torre).
Eliminación de la rima
Tendencia a establecer una disposición tipográfica nueva de las palabras del poema, pretendiendo de ese modo hacer ver una fusión de la plástica y la poesía.
Neologismos, tecnicismos y palabras esdrújulas.

* * *

jueves, 23 de diciembre de 2010

Las Vanguardias



El término vanguardias surge en Francia durante los años de la Primera Guerra [1914-1917]. Su origen está precisamente en el vocablo francés avant-garde, término de origen militar y político, que venía a reflejar el espíritu de lucha, de combate y de confrontación que el nuevo arte del siglo oponía frente al llamado arte decimonónico o académico.

Desde el principio, el arte vanguardista adquiere una impronta provocadora contra lo antiguo, lo naturalista o lo que se relacionara con el arte burgués. No será causalidad que todas las primeras manifestaciones de estos vanguardismos estén repletos de actos y gestos de impacto social, como expresión de un profundo rechazo a la llamada cultura burguesa. La Primera Guerra, como expresión del afán imperialista y del profundo fracaso de esa burguesía por conseguir la paz, será el período en que, junto a actitudes diversas de rechazo a la guerra, afloren todas estas manifestaciones artísticas extraordinarias con una versatilidad y agilidad desconocidas hasta entonces. Los llamados ismos se sucederán uno tras otro.

No es ninguna casualidad que el surgimiento de los vanguardismos artísticos y literarios esté relacionado íntimamente con el periodo de mayor intensidad social, ideológica, en definitiva histórica, del siglo XX: el periodo que va desde la Primera guerra del 14 al inicio de la Segunda en 1939. En esos 15 ó 20 años cuajan las experiencias del nuevo arte: unas pasarán rápidamente, otras quedarán incorporadas al arte para siempre,  pero la revolución de las formas y de los contenidos se producirá, sin duda, a partir de aquellas vanguardias de los años 20.

Auge y crisis

Los vanguardismos despuntan inmediatamente antes o durante la Primera Guerra, llegan a su apogeo durante la década de los años 20, entran en crisis a partir de 1929 y desaparecerán en la década de los 30.

En esos años, los artistas vanguardistas se han enfrentado al mundo de ideas proveniente del pensamiento burgués: unos derivarán hacia el antiburguesismo de tipo fascista, como es el caso del futurismo italiano de Marinetti; otros volcarán su rebeldía en el movimiento proletario izquierdista. De esta forma, los dos grandes movimientos que marcarán el siglo XX, el fascismo-nazismo y el comunismo, serán expuestos y cantados en sus iniciales años de poder a través de una estética y unas formas vanguardistas. El caso más ilustrativo es el del surrealismo francés y su apuesta por la revolución comunista..Posteriormente serán ellos mismos perseguidos y prohibidos por los propios aparatos culturales de estado, como ocurrió en la URSS estalinista a partir de 1923 y en la Alemania nazi de 1933. En el primer caso, los poetas futuristas serán criticados a partir de la nueva estética realista y populista tras la guerra civil revolucionaria. En el segundo caso, los jerarcas nazis secuestrarán la pintura vanguardista que había caracterizado el renacer cultural alemán, considerada a partir de entonces como "arte degenerado".

La gran confrontación ideológica y militar de la década de los cuarenta, la Segunda Guerra, acabará con los vanguardismos. Sus restos o serán enterrados o derivarán en el arte moderno cuya expresión más genuina será el arte de Estados Unidos a partir de los años 40. El trabajo de fundamentar un nuevo concepto de arte y de literatura ya estaba realizado.


Primer Manifiesto del Futurismo
1909
                                                                 (Fragmento)         


1. Nosotros queremos cantar el amor al Peligro el hábito, de la energía y de la temeridad
2. El valor, la audacia, la rebelión serán elementos esenciales de nuestra poesía.
3. Hasta hoy, la literatura exaltó la inmovilidad pensativa, el éxtasis y el sueño. Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso ligero, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo.
4. Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad.. Un automóvil de carreras con su capó adornado de gruesos tubos semejantes a serpientes de aliento explosivo..., un automóvil rugiente parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia.
5. Nosotros queremos cantar al hombre que sujeta el volante, cuya asta ideal atraviesa la Tierra, ella también’ lanzada a la carrera en el circuito de su órbita.
6. Es necesario que el poeta se prodigue con ardor, con lujo y con magnificencia para aumentar el entusiástico fervor de los elementos primordiales.
7 Ya no hay belleza si no es en la lucha. Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo puede ser una obra de arte. La poesía debe concebirse como un violento asalto contra otra las fuerzas desconocidas, para obligarlas a arrodillarse ante el hombre.
8. ¡Nos hallamos sobre el último promontorio de los siglos!... ¿Por qué deberíamos mirar a nuestras espaldas, si queremos echar abajo las misteriosas puertas de lo Imposible? El Tiempo y el Espacio murieron Ayer. Nosotros ya vivimos en lo absoluto, pues hemos creado ya la eterna velocidad omnipresente.
9. Nosotros queremos glorificar la guerra —única higiene del mundo—, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor dé los libertarios, las hermosas ideas por las que se muere y el desprecio por la mujer.
10. Nosotros queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y combatir contra el moralismo, el feminismo y toda cobardía oportunista o utilitaria.
11. Nosotros cantaremos a las grandes muchedumbres agitadas por el trabajo, por el placer o la revuelta; cantaremos las marchas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas; cantaremos el vibrante fervor nocturno de los arsenales y de los astilleros incendiados por violentas lunas eléctricas; las estaciones glotonas, devoradoras de serpientes humeantes; las fábricas colgadas de las nubes por los retorcidos hilos de sus humos; los puentes semejantes a gimnastas gigantes que saltan los ríos, relampagueantes al sol ton un brillo de cuchillos; los vapores aventureros que olfatean el horizonte, las locomotoras de ancho pecho que piafan en los raíles como enormes caballos de acero embridados con tubos, y el vuelo deslizante del aeroplanos, cuya hélice ondea al viento corno una bandera y parece aplaudir como una muchedumbre entusiasta.


«Manifiesto técnico de la literatura futurista»

Milán, 11 de marzo de 1912.


1.- Es menester destruir la sintaxis disponiendo los sustantivos al azar, tal como nacen.
2. Los verbos deben usarse en infinitivo, para que se adapten elásticamente al sustantivo y no queden sometidos al yo del escritor que observa o imagina. El infinitivo del verbo puede dar el sentido de la continuidad de la vida y la elasticidad de la intuición que percibe.
3.- Se debe abolir el adjetivo, para que el sustantivo desnudo guarde su color esencial. El adjetivo teniendo en sí mismo el carácter alusivo, es incompatible con nuestra visión dinámica, puesto que presupone una pausa y una meditación.  
6.- Abolir también la puntuación. Al haberse suprimido los adjetivos, los adverbios y las conjunciones, la puntuación queda anulada, en la continuidad variada de un estilo vivo que se crea por sí mismo, sin las pausas absurdas de los puntos y las comas. Para acentuar ciertos movimientos e indicar sus direcciones se emplearán signos matemáticos: + > < - : =, y signos musicales.
8.- No existen categorías de imágenes, nobles o groseras o vulgares, excéntricas o naturales. La intuición que las percibe carece de preferencias y partidismos. El estilo analógico es el dueño absoluto de toda la materia y de su intensa vida.
11.- Destruir en la literatura el "yo", o sea, toda la psicología. El hombre completamente averiado por la biblioteca y el museo, sometido a una lógica y a una sabiduría espantosa, ya no ofrece ningún interés. Por consiguiente debemos abolirlo de la literatura y finalmente sustituirlo por la materia, de la que se debe captar la esencia a golpes de intuición, cosa que jamás podrán hacer los físicos ni los químicos.

Machine lirique

 Piston chaudière piston chaudière pisssstton pisss-tton piss sston.

1.     Premier Piston de Joie chuade PENETRER dans l'huile frirerire frirreire sa nostalgie graaasse graaasse.

2.     Second Piston de VOLON VOLONTÉ VOOOLOON TÉE freiné par trop d'huile-sensualité (grave pénible mal rythmé) folle folle folle course folle de deux courroies de transmission (afection rancune).

3.     roues de souvenir douloureux dont les dents entrent dans les dents de 3 roues d'ironies mal huilées (stridence et lenteur).

4.     Premier tube d'échappement panpantomime —pan panpantomime panpantomime joiejoie dansante élégante et sublime de la fumée des vieux chagrins brulés pantomime— pan dans le tube en forme de bouche d'étudiant criard en vacance. (...)


Canción del automóvil

Por MARINETTI.
A MON PÉGASE L'AUTOMOBILE
Dieu véhément d'une race d'acier,
automobile ivre d'espace,
qui piétines d'angoisse, le mors aux dents stridentes

 ¡Dios vehemente de una raza de acero,
automóvil ebrio de espacio,
que piafas de angustia, con el freno en los dientes estridentes!
¡Oh formidable monstruo japonés de ojos de fragua,
nutrido de llamas y aceites minerales,
hambriento de horizontes y presas siderales
tu corazón se expande en su taf-taf diabólico
y tus recios pneumáticos se hinchen para las danzas
que bailen por las blancas carreteras del mundo.
Suelto, por fin, tus bridas metálicas.., ¡Te lanzas
con embriaguez el Infinito liberador!
Al estrépito de¡ aullar de tu voz...
he aquí que el Sol poniente va Imitando
tu andar veloz, acelerando su palpitación
sanguinolento a ras del horizonte...
¡Míralo galopar al fondo de los bosques!...
¡¡Qué importa, hermoso Demonio!
A tu merced me encuentro... ¡Tómame
Sobre la tierra ensordecido a pesar de todos sus ecos,
bajo el cielo que ciega a pesar de sus astros de oro,
camino exasperando mi fiebre y mi deseo,
con el puñal del frío en pleno rostro.
De vez en vez alzo mi cuerpo
para sentir en mi cuello, que tiembla
la presión de los brazos helados
y aterciopelados del viento.
¡Son tus brazos encantadores y lejanos que me atraen!
Este viento es tu aliento devorante,
¡insondable Infinito que me absorbes con gozo...
¡Ah! los negros molinos desmanganillados
parece de pronto
que, sobre sus aspas de tela emballenada
emprenden una loca carrera
como sobre unas piernas desmesurados...
He aquí que las Montañas se aprestan a lanzar
sobre mi fuga capas de frescor soñoliento...
¡Allá! ¡Allá! ¡mirad! ¡en ese recodo siniestro!...
¡Oh Montañas, Rebaño monstruoso, Mammuths
que trotáis pesadamente, arqueando los lomos Inmensos,
ya desfilasteis... ya estáis ahogadas
en la madeja de las brumas!...
Y vagamente escucho
el estruendo rechinante producido en las carreteras
por vuestras Piernas colosales de las botas de siete leguas...
¡Montañas de las frescas capas de cielo!...
¡Bellos ríos que respiráis al claro de luna!...
¡Llanuras tenebrosas Yo os paso el gran galope
de este monstruo enloquecido... Estrellas, Estrellas mías,
¿oís sus pasos, el estrépito de sus ladridos
y el estertor sin fin de sus pulmones de cobre?
¡Acepto con Vosotras la opuesta,... Estrellas mías ...
¡Más pronto!... ¡Todavía más pronto
¡Sin una tregua¡ ¡Sin ningún reposo
¡Soltad los frenos!... ¡Qué! ¿no podéis?...
¡Rompedlos!... ¡Pronto!
¡Que el pulso del motor centuplique su impulso!
iHurral ¡no más contacto con nuestra tierra inmunda
¡Por fin me aparto de ella y vuelo serenamente
por la escintilante plenitud
de los Astros que tiemblan en su gran lecho azu

M. R.M. traduxit. De La Ville Charnelle.
Velemir Jliébnikov

Exorcismo con risa
¡Ah, sonreíd, reidores!
¡Ah, engreíd, risueños que reís con risotadas! ¡Qué hazmerreír ridículos!
¡Ah, reíd risiblemente!
¡Ah, sonrisueños rientes —- risoteos de irrisorios risibles!
¡Ah, risibilidades, ridícula rísica de irrisibles rientes!
Ristoleros, ristoleros,
risos irrisorios, risadas reidoras,
irrisorios, irrisorios.
¡Ah, sonreíd, risueños!
Conialeteando
Corrialeteando la aureografia
con sutiles vénulas,
el grillo, ahovilló en la danza de su panza
multitud de hierbas y juncos ribereños.
Pin-pin-pin, tronó el mensajero.
¡Oh cisnescencia!
¡Oh crepuscular temescanto!
Números
Os contemplo, ¡oh números!,
y me parecéis disfrazados de bestias con vuestras pieles,
la zarpa apoyada sobre robles descuajados.
Regaláis: la unidad entre el serpentino movimiento,
el espinazo del universo y la danza de la palanca.
Permitís comprender los signos como dientes de una risa entrecortada.
Mis pupilas se han abierto en forma de objeto.
Saber, cuando su dividendo es la unidad, cuánto será el yo.
 
Los piojos me rogaban

Los piojos me rogaban inútilmente
mientras trepaban cada mañana por mis vestidos,
y cada amanecer los ejecutaba
escuchando sus crujidos,
aunque siempre afluían de nuevo tranquilamente.
Rusia, yo te he donado
mi blanco cerebro divino:
soy yo, soy Jliébnikov.
Hundí las estacas, los ejes, en el alma del pueblo,
y levanté sobre pilotes una casa,
«Nosotros los futurianos».
Hice todo ello como un miserable,
un ladrón, dondequiera maldito por las gentes.

Conversación con un inspector 
de impuestos sobre poesía
Vladimir V. MAIAKOVSKI

¡Ciudadano inspector de impuestos! Perdone que le moleste. Gracias.... no se preocupe.... me quedaré de pie.
Mi asunto es de carácter delicado:
sobre el lugar del poeta en una sociedad de trabajadores.
Junto con los propietarios de tiendas y propiedades agrícolas, estoy sujeto también a impuestos y penalizaciones.
Me reclama usted quinientos por el semestre
y veinticinco por no presentar mi declaración.
Mi trabajo es como cualquier otro trabajo.
Fíjese: mire qué pérdidas he tenido,
qué gastos tengo en mi producción,
y cuánto se gasta en materiales. Usted sabe, por supuesto, lo del fenómeno llamado «rima». Supongamos que un verso acaba con la palabra «giro»;
entonces, dos versos después, repitiendo las sílabas,
ponemos algo así como «tiroriro».
En el lenguaje, la rima es como un pagaré
que vence dos versos después —ésa es la regla—.
Y uno busca la calderilla de sufijos e inflexiones
en la saqueada caja de las declinaciones y conjugaciones.
Empieza uno incrustando una palabra en un verso,
pero no encaja —se la fuerza y se rompe—.
Ciudadano inspector de impuestos, le doy mi palabra:
las palabras le cuestan al poeta mucho dinero.
En nuestro lenguaje la rima es un barril:
un barril de dinamita. La rima es una espoleta.
El verso se deshace hacia el final y estalla:
y la ciudad salta al cielo volada en una estrofa.
¿Dónde va a encontrar, y con qué tarifa de valoración,
rimas que apunten y maten de un solo disparo? Quizá queden cinco o seis rimas sin usar solamente en algún sitio como Venezuela.
Y así tengo que visitar países cálidos y fríos.
Allá me precipito, enredado en pagos sobre anticipos y préstamos.
¡Ciudadano! Admítame mis gastos de viaje.
La poesía toda ella es un viaje a lo desconocido.
La poesía es como sacar radium de la tierra:
por cada gramo se trabaja un año.
Por una sola palabra se gastan
miles de toneladas de ganga verbal.
VERSIÓN: José Mª Valverde

Proclama futurista a los españoles

Tristán (seudónimo de Ramón Gómez de la Serna)


¡Futurismo! ¡Insurrección! ¡Algarada! ¡Festejo con música wagneriana ! ¡Modemismo! Violencia sideral! ¡Circulación en el aparato venoso de la vida! ¡Antiuniversitarismo! ¡Tala de cipreses! ¡Iconoclastia! ¡Pedrada en un ojo de la Luna! ¡Movimiento sísmico resquebrajador que da vueltas a las tierras para renovarlas y darles lozanía! ¡Rejón de arador! ¡Secularización de los cementerios! ¡Desembarazo de la mujer para tenerla en la libertad y en su momento sin esa gran promiscuación de los idilios y de los matrimonios! ¡Arenga en un campo con pirámides! ¡Conspiración a la luz del sol, conspiración de aviadores y «chaufeurs»! ¡Abanderamiento de un asta de alto maderamen rematado de un pararrayos con cien culebras eléctricas y una lluvia de estrellas flameando en su lienzo de espacio! ¡Voz juvenil a la que basta oír sin tener en cuenta la palabra: ese pueril grafito de la voz! ¡Voz, fuerza, volt, más que verbo! ¡Voz que debe unir sin pedir cuentas a todas las juventudes como esa hoguera que encienden los árabes dispersos para preparar las contiendas! ¡Intersección, chispa, exhalación, texto como de. marconigrama o de algo más sutil volante sobre los mares y sobre los montes! ¡Ala, hacia el Norte, ala hacia el Sur, ala hacia el Este y ala hacia el Oeste! ¡Recio deseo de estatura, de ampliación y de velocidad! ¡Saludable espectáculo de aeródromo y de pista desorbitada! ¡Camaradería masona y rebelde! ¡Lirismo desparramado en obús y en la proyección de extraordinarios reflectores! ¡Alegría como de triunfo en la brega, en el paso termopilano! ¡Crecida de unos cuantos hombres solos frente a la incuria y a la horrible, apatía de las multitudes des! ¡Placer de agredir, de deplorar escéptica y sarcásticamente para verse al fin con rostros, sin lascivia, sin envidia y sin avarientos deseos de bienaventuranzas: deseos de ambigú y de reposterías! ¡Gran galop sobre las viejas ciudades y sobre los hombres sesudos, sobre todos los palios y sobre la procesión gárrula y grotesca! ¡Bodas de Camacho divertidas y entusiastas en medio de todos los pesismismos, todas las lobregueces y todas las seriedades! ¡Simulacro de conquista de la tierra, que nos la da!

Canción del aeroplano
José María ROMERO

¡Tu corazón de mil caballos!
Abandona la tierra y dirígete al cielo,
mi águila blanca, de alas enormes y vibrantes
eleve tu hélice potente,
entre torbellinos de aire,
elévate en el espacio sigue tu ruta hacia el azul.
 
 
Tú. que no tienes que seguir
un camino inmutable de carriles de hierro
ni una ruta trazada por corrientes marinas; tú, que no necesitas carreteras,
ni la energía dócil de los cables eléctricos
y, tienes un motor por corazón
gasta el caudal de tu sangre inflamable
y, entre detonaciones y ráfagas
de esencias hechas humo,
deja la tierra
y elévate en el aire,
traza en el espacio rutas nunca surcadas
y descubre horizontes nunca vistos.
 
Ve al encuentro del día
cuando la Aurora aún
no haya abierto sus rosas;
sube adonde los ojos no puedan distinguirle,
bello pájaro gigante,
lleno de gracia y majestad
desde donde los valles verdes
y las blancas montañas de la Tierra,
y la llanura azul del océano,
y la ciudad brumosa de enormes chimeneas,
donde tiembla el burgués y el bolchevista ruge,
tengan para tus ojos,
ebrios de luces siderales
la plata fría y uniforme
de los paisajes celestes.
Asciende entre la bruma:
elévate sobre las nubes que te impiden
ver el azul del cielo; destrózalas con tu hélice enloquecida,
que, a través de los amplios ventanales que abras,
se derrame la lumbre del sol
y haga brillar tus alas
mojadas por la lluvia
y aparte la opresión de la tormenta.
Sube en la tempestad,
nauta del Infinito;
pasa serenamente sobre el trueno del mar.
apaga sus bramidos con tu motor rugiente
elévate entre los torbellinos del viento;
corta con tu timón
el vientre de las trombas
y opón al furor del huracán
tu corazón de mil caballos.
 
Elévate pronto. mi pájaro enorme;
los bárbaros cubren sus campos
de torres blindadas y quieren cerrar tu camino
con nubes de llamas y acero.
¡Remonta tu vuelo más alto,
que no lleguen a herir tu corazón! Responde e, la Muerte trazando en el aire
la curva sin fin de la Vida
y hacia la paz azul del Infinito
prosigue tu ruta triunfal.
PLATKO
Rafael Alberti
Nadie se olvida, Platko,
no, nadie, nadie, nadie,
oso rubio de Hungría.
Ni el mar,
que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más regía.
Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,
guardameta en el polvo,
pararrayos.
No, nadie, nadie, nadie.
Camisetas azules y blancas, sobre el aire,
camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote,
Platko, Platko lejano,
rubio Platko tronchado,
tigre ardiendo en la yerba de otro país. ¡Tú, llave,
Platko, tú, llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo!
No, nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¡Oh, Platko, Platko, Platko,
tú, tan lejos de Hungría!
¿Qué mar hubiera sido capaz de llorarte?
Nadie, nadie se olvida,
no, nadie, nadie, nadie.
Santander, 20 de mayo de 1928
Underwood Girls
Pedro Salinas
Quietas, dormidas están,
las treinta, redondas, blancas.
Entre todas
sostienen el mundo.
Míralas, aquí en su sueño,
como nubes,
redondas, blancas, y dentro
destinos de trueno y rayo,
destinos de lluvia lenta,
de nieve, de viento, signos.
Despiértalas,
con contactos saltarines
de dedos rápidos, leves,
como a músicas antiguas.
Ellas suenan otra música:
fantasías de metal
valses duros, al dictado.
Que se alcen desde siglos
todas iguales, distintas
como las olas del mar
y una gran alma secreta.
Que se crean que es la carta,
la fórmula, como siempre.
Tú alócate
bien los dedos, y las
raptas y las lanzas,
a las treinta, eternas ninfas
contra el gran mundo vacío,
blanco en blanco.
Por fin a la hazaña pura,
sin palabras, sin sentido,
ese, zeda, jota, i...

Fábula y Signo
Manifiesto del señor Aa el antifilósofo
sin la búsqueda de yo te adoro
que es un boxeador francés
valores marítimos irregulares como
la depresión de Dadá en la sangre del
bicéfalo
resbalo entre la muerte y los fosfatos
indecisos que raspan un poco el cerebro
común de los poetas dadaístas
afortunadamente
pues
oro
mina
las tarifas y la vida cara me han decidido a
abandonar las D
no es cierto que los falsos dadás me
las hayan quitado ya que
el reembolso comenzará en cuanto
es como para llorar la nada que se llama
nada
y he barrido la enfermedad en la aduana
yo caparazón y paraguas del cerebro
de mediodía a las dos de abono
supersticioso desencadenando los engranajes
del ballet espermatozoico que hallarán
ustedes en ensayo general en todos
los corazones de individuos sospechosos
yo les comeré un poco los dedos de ustedes
yo les pago la renovación del abono del
amor en celuloide que rechina como
puertas de metal
Y ustedes son unos idiotas
yo volveré una vez como su
orina renaciente a la joíe de viv:re el
viento partero
y establezco un pensionado de mantenedores
de poetas
y vengo una vez más para comenzar
de nuevo
y son ustedes unos idiotas
y la llave del selfcleptómano no
funciona más que con aceite crepuscular
en cada nudo de cada máquina
está la nariz del recién nacido
y todos somos idiotas
y muy sospechosos de una nueva forma
de inteligencia y de una nueva lógica
a la manera de nosotros mismos
que no es Dadá de manera alguna
y ustedes se de dejan llevar por el
Daísmo
y todos ustedes son idiotas
cataplasmas
en alcohol de sueño purificado
vendajes
idiotas
vírgenes

Para hacer un poema dadaísta

Tristan TZARA
Coja un periódico.
Coja unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema.
Recorte el artículo.
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa.
Agítela suavemente.
Ahora saque cada recorte uno tras otro.
Copie concienzudamente
en el orden en que hayan salido de la bolsa.
El poema se parecerá a usted.
Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.
Un ejemplo:
cuando los perros atraviesan el aire en un diamante como las ideas y el apéndice de la meninge señala la hora de despertar programa (el título es mío) premios son ayer conviniendo en seguida cuadros / apreciar el sueño época de los ojos / pomposamente que recitar el evangelio género se oscurece / grupo el apoteosis imaginar dice él fatalidad poder de los colores / talló perchas alelado la realidad un encanto / espectador todos al esfuerzo de la ya no es 10 a 12 / durante divagación caracoleos desciende presión / volver de locos uno tras otro sillas sobre un monstruosa aplastando el escenario / celebrar pero sus 160 adeptos en paso en los puestos en mi nacrado / fastuoso de tierra plátanos sostuvo esclarecerse / júbilo demandar reunidos casi / de ha la uno tanto que le invocaba de las visiones / de los canta ésta ríe / sale situación desaparece describe aquella 25 danza salve / disimulé todo de no es fue / magnífica la ascensión tiene la banda mejor luz cuya suntuosidad escena me music-hall / reaparece siguiendo instante se agitar vivir / negocios que no prestaba / manera palabras vienen esa gente
De: Siete manifiestos DADA
Tusquets editor, Barcelona, 1972
Manifiestos DADA
Tristan TZARA
XIII  
DADA es un microbio virgen
Dadá está contra la carestía de la vida
Dadá
sociedad anónima para la explotación de las ideas
Dadá tiene 391 actitudes y colores diferentes según el sexo del presidente
Se transforma -afirma- dice al mismo tiempo lo contrario -sin importancia- grita -pesca con caña.
dadá es el camaleón del cambio rápido e interesado.
dadá está en contra del futuro. dadá está muerto. dadá es idiota. Viva dadá. dadá no es una escuela literaria, aúlla.
XIV

Maquillar la vida en el binóculo -frazada de caricias- panoplia para mariposas, -
he ahí la vida de las camareras de la vida.
Acostarse en una navaja de afeitar y sobre pulgas en celo - viajar en barómetro - mear como un cartucho - cometer errores, ser idiotas, ducharse con minutos santos - ser golpeados, ser siempre el último - gritar lo contrario de lo que dice el otro - ser la sala de redacción y de baños de dios que cada día se da un baño en nosotros en compañía del pocero, -
he ahí la vida de las camareras de los dadaístas.
 
Ser inteligente - respetar a todo el mundo - morir en el campo de honor- suscribirse a la Deida Exterior -  votar por Fulano - el respeto por la naturaleza y la pintura - aullar en las manifestaciones dadá, - he ahí la vida de las camareras de los hombres.
De: Siete manifiestos DADA
Tusquets editor, Barcelona, 1972
Poema dadaísta
Pedro Salinas
La niña llama a su padre:
"Tatá, dadá".
La niña llama a su madre:
"Tatá, dadá".
Al ver las sopas,
la niña dijo:
"Tatá, dadá".
Igual al ir en tren,
cuando vio la verde montaña
y el fino mar.
"Todo lo confunde", dijo
su madre. Y era verdad.
Porque cuando yo la oía
decir: "Tatá, dadá",
veía la bola del mundo
rodar, rodar,
el mundo todo una bola,
y en ella papá, mamá,
el mar, las montañas, todo
hecho una bola confusa;
el mundo: "Tatá, dadá".
Presagios  1923
El Creacionismo
Vicente Huidobro

   El creacionismo no es una escuela que yo haya querido imponer a alguien; el creacionismo es una teoría estética general que empecé a elaborar hacia 1912, y cuyos tanteos y primeros pasos los hallaréis en mis libros y artículos escritos mucho antes de mi primer viaje a París.
   En el número 5 de la revista chilena Musa Joven, yo decía:
   El reinado de la literatura terminó. El siglo veinte verá nacer el reinado de la poesía en el verdadero sentido de la palabra, es decir, en el de creación, como la llamaron los griegos.,aunque jamás lograron realizar su definición.
   Más tarde, hacia 1913 o 1914, yo repetía casi igual cosa en una pequeña entrevista aparecida en la revista Ideales, entrevista que encabezaba mis poemas. También en mi libro Pasando y pasando, aparecido en diciembre de 1913, digo, en la página 270, que lo único que debe interesar a los poetas es el "acto de la creación", y oponía a cada instante este acto de creación a los comentarios y a la poesía alrededor de. La cosa creada contra la cosa cantada.
   En mi poema Adán, que escribí durante las vacaciones de 1914 y que fue publicado en 1916, encontraréis estas frases de Emerson en el Prefacio, donde se habla de la constitución del poema:
   Un pensamiento tan vivo que, como el espíritu de una planta o de un animal, tiene una arquitectura propia, adorna la naturaleza con una cosa nueva.
   Pero fue en el Ateneo de Buenos Aires, en una conferencia que di en junio de 1916, donde expuso plenamente la teoría. Fue allí donde se me bautizó como creacionista por haber dicho en mi conferencia que la primera condición del poeta es crear; la segunda, crear, y la tercera, crear.
   Recuerdo que el profesor argentino José Ingenieros, que era uno de los asistentes, me dijo durante la comida a que me invitó con algunos amigos después de la conferencia: "Su sueño de una poesía inventada en cada una de sus partes por los poetas me parece irrealizable, aunque usted lo haya expuesto en forma muy clara e incluso muy científica."
   Casi la misma opinión la tienen otros filósofos en Alemania y dondequiera yo haya explicado las mismas teorías. "Es hermoso, pero irrealizable."
     ¿Y por qué habrá de ser irrealizable?
   Respondo ahora con las mismas frases con que acabé mi conferencia dada ante el grupo de Estudios Filosóficos y Científicos del doctor Allendy, en París, en enero de 1922:
   Si el hombre ha sometido para sí a los tres reinos de la naturaleza, el reino mineral, el vegetal y el animal, ¿por qué razón no podrá agregar a los reinos del universo su propio reino, el reino de sus creaciones?
El hombre ya ha inventado toda una fauna nueva que anda, vuela, nada, y llena la tierra, el espacio y los mares con sus galopes desenfrenados, con sus gritos y sus gemidos.
   Lo realizado en la mecánica también se ha hecho en la poesía. Os diré qué entiendo por poema creado. Es un poema en el que cada parte constitutiva, y todo el conjunto, muestra un hecho nuevo, independiente del mundo externo, desligado de cualquiera otra realidad que no sea la propia, pues toma su puesto en el mundo como un fenómeno singular, aparte y distinto de los demás fenómenos.
   Dicho poema es algo que no puede existir sino en la cabeza del poeta. Y no es hermoso porque recuerde algo, no es hermoso porque nos recuerde cosas vistas, a su vez hermosas, ni porque des criba hermosas cosas que podamos llegar a ver. Es hermoso en si y no admite términos de comparación. Y tampoco puede concebírselo fuera del libro.
   Nada se le parece en el mundo externo; hace real lo que no existe, es decir, se hace realidad a sí mismo. Crea lo maravilloso y le da vida propia. Crea situaciones extraordinarias que jamás podrán existir en el mundo objetivo, por lo que habrán de existir en el poema para que existan en alguna parte.
   Cuando escribo: "El pájaro anida en el arco iris", os presento un hecho nuevo, algo que jamás habéis visto, que jamás veréis, y que sin embargo os gustaría mucho ver.
   Un poeta debe decir aquellas cosas que nunca se dirían sin él.
   Los poemas creados adquieren proporciones cosmogónicas; os dan a cada instante el verdadero sublime, este sublime del que los textos nos presentan ejemplos tan poco convincentes. Y no se trata del sublime excitante y grandioso, sino de un sublime sin pretensión, sin terror, que no desea agobiar ni aplastar al lector: un
sublime de bolsillo.
   El poema creacionista se compone de imágenes creadas, de situaciones creadas, de conceptos creados; no escatima ningún elemento de la poesía tradicional, salvo que en él dichos elementos son íntegramente inventados, sin preocuparse, en absoluto de la realidad ni de la veracidad anteriores al acto de realización.
   Así, cuando escribo:

El océano se deshace
                   Agitado por el viento de los pescadores que silban

presento una descripción creada; cuando digo: "Los lingotes de la tempestad", os presento una imagen pura creada, y cuando os digo: "Ella era tan hermosa que no podía hablar," o bien: "La noche está de sombrero," os presento un concepto creado.
   En Tristan Tzara encuentro poemas admirables que están muy cerca de la más estricta concepción creacionista. Aunque en él la creación es generalmente más formal que fundamental. Pero el hombre que ha escrito los siguientes versos es, sin la sombra de una duda, un poeta:

En porcelaine la chanson pensée, je suis fatigué - la chanson des reines l´arbre crève de la nourriture comme une lampe.
Je pleure vouloir se lever plus haut que le jet d'eau serpente au ciel car il n' existe plus la gravité terrestre à l'école et dans le cerveau.
Quand le poisson rame
le discours du lac
quand il joue gamme
la promenade des dames, etc.
1
A veces, Francis Piccabia nos abre en sus poemas ventanas sobre lo insospechado, probándonos que no sólo es pintor:
Enchaîné sur l'avenir de I'horloge
des récreations
dans un empire missel;
Le jour épuisé d' un court instant
parcimonieux
échappe à la sagacité du lecteur
d'esprít.
Les jeunes femmes compagnes du fleuve
logique viennent comme une tache sur I'eau
pour gagner un monstre enfumé
d'amis aimables
dans l'ordre du suicide enragé.
Emporter une histaire pour deux
à force de joie dans la chevelure
des syllabes.
2
(1)En porcelana la canción pensada, estoy fatigado - la canción de las reinas el
      [árbol revienta de alimento como una lámpara.
Lloro querer alzarse más alto que el juego de agua serpiente en el cielo, pues ya no
        [existe la gravedad terrestre en la escuela y en el cerebro.
Cuando el pez rema
el discurso del lago
cuando toca el diapasón
el paseo de las damas, etcétera.
(2) Encadenado sobre el porvenir del reloj 
diversiones
en un imperio misal;
El día agotado por un corto instante 
parsimonioso
escapa a la sagacidad del lector 
fino
Las jóvenes mujeres compañeras del río lógico 
llegan como una mancha sobre el agua 
para ganar un monstruo ahumado 
de amigos amables 
en la orden del suicida enrabiado.
Llevar una historia para dos
a fuerza de alegría en la cabellera 
de las sílabas.
   También Georges Ribémont Dessaignes tiene versos que nos sacan de lo habitual:
Regarder par la prunelle de sa maîtresse
afin de voir à I'intérieur.
1
Y Paul Eluard nos hace a menudo temblar como un surtidor que nos golpeara la espina dorsal:
Il y a des femmes dont les yeux sont comme des morceaux de sucre
il y a des femmes graves comme les mouvements de l'amour qu' on 
            [ne surprend pas,
d'autres, comme le ciel a la veille du vent.
Le soir trâinait des hirondelles. Les hibous
partageaient le soleil et pesaient sur la terre.
2
   Los dos poetas creacionistas españoles, Juan Larrea y Gerardo Diego, han dado
sendas pruebas de su talento. Cuando Gerardo Diego escribe:
Al silbar tu cabeza se desinfla
o bien:
La lluvia tiembla como un cordero
o esto otro:
Una paloma despega del cielo
nos da una sensación poética muy pura. Igual cosa sucede con Juan Larrea cuando dice:
Un pájaro cambia el tiempo
o bien:
Lechos de ladrillos entre los sonidos
y aún esto otro:
Tu recuerdo se aleja según la dirección del viento.
(1) Mirar por la pupila de su amante
Para ver qué hay dentro.
(2) Hay mujeres cuyos ojos son como pedazos de azúcar
hay mujeres serias como los movimientos del amor que uno sorprende,
otras como el cielo en vísperas de viento.
La tarde arrastraba golondrinas. Los búhos
Dividían el sol y pasaban sobre la tierra. 
...Ambos poetas han probado a los españoles escépticos hasta qué grado de emoción puede llegar lo inhabitual, demostrando todo lo que de serio contiene la teoría creacionista. Nunca han hecho burlarse (como aquellos pobres ultraístas) a las personas de espíritu realmente superior.
...Si para los poetas creacionistas lo que importa es presentar un hecho nuevo, la poesía creacionista se hace traducible y universal, pues los hechos nuevos permanecen idénticos en todas las lenguas.
...Es difícil y hasta imposible traducir una poesía en la que domina la importancia de otros elementos. No podéis traducir la música de las palabras, los ritmos de los versos que varían de una lengua a otra; pero cuando la importancia del poema reside ante todo en el objeto creado, aquél no pierde en la traducción nada de su valor esencial.
De este modo, si digo en francés:
La nuit vient des yeux d'autrui
o si digo en español:
La noche viene de los ojos ajenos
o en inglés:
Night comes from others eyes
el efecto es siempre el mismo y los detalles lingüísticos secundarios. La poesía creacionista adquiere proporciones internacionales, pasa a ser la Poesía, y se hace accesible a todos los pueblos y razas, como la pintura, la música o la escultura,
   Hay en el hombre una dualidad que se manifiesta en todos sus actos, dos corrientes paralelas en las que se engendran todos los fenómenos de la vida. Todo ser humano es un hermafrodita frustrado. Tenemos un principio o una fuerza de expansión, que es femenina, y una fuerza de concentración, que es masculina.
   En ciertos hombres domina una en detrimento de la otra. En muy pocos aparecen ambas en perfecto equilibrio.
   En el fondo, es en esto donde hallaremos soluciones para el eterno problema de románticos y clásicos.
   Todo sigue en el hombre a esta ley de dualidad. Y si llevamos en nosotros una fuerza centrífuga, también tenemos una fuerza centrípeta.
   Poseemos vías centrípetas, vías que nos traen como antenas los hechos que ocurren a sus alrededores (audición, visión, sensibilidad general), y poseemos vías centrífugas, que semejan aparatos de emisiones y nos sirven paya emitir nuestras ondas, para proyectar el mundo subjetivo en el mundo objetivo (escritura, palabra, movimiento).
   El poeta, como todos los hombres, tiene dos personalidades, que no son, hablando con propiedad, dos personalidades, sino por el contrario la personalidad en singular, la única verdadera.
   La personalidad total se compone de tres cuartos de personalidad innata y de un cuarto de personalidad adquirida.
   La personalidad innata es la que Bergson llama yo fundamental; la otra es el yo superficial. También Condillac distinguía entre un yo pensante y un yo autómata.
   En el creacionismo proclamamos la personalidad total.
   Nada de parcelas de poetas.
   El infinito entero en el poeta, el poeta íntegro en el instante de proyectarse.
   La obra de arte tiene como cuna estos dos elementos, que también constituyen una dualidad paralela: la sensibilidad, que es el elemento afectivo, y la imaginación, que es el elemento intelectual.
   En el dictado automático, la sensibilidad ocupa mayor espacio que la imaginación, pues el elemento afectivo se halla mucho menos vigilado que el otro.
   En la poesía creada, la imaginación arrasa con la simple sensibilidad.
   Nada me afirmó más en mis teorías que la crítica violenta, que los comentarios burlescos de mis poemas, sobre todo los hechos a mi libro La gruta del silencio, publicado en 1913. Todos los críticos sufrían una crisis nerviosa precisamente ante los versos que me gustaban, y sin saber tal vez por qué.
   Nadie adivinará nunca cuánto me hizo pensar este hecho sin importancia. Sin proponérselo, los críticos me ayudaron mucho en mi trabajo al recortar con tijeras precisas versos o imágenes como las siguientes:
...En mi cerebro hay alguien que viene de lejos,
o bien:
Las horas que caen silenciosas como gotas de agua por un vidrio.
La alcoba se durmió en el espejo.
El estanque estañado.
Una tarde me aproximé hacia la orilla del libro.
¿Sabéis qué poetas citaba yo en la primera página de ese libro? Rimbaud y Mallarmé. ¿Y sabéis qué citaba de Rimbaud?

Y a veces he visto lo que el hombre ha creído ver.

Después que apareció mi libro La gruta del silencio di también gran importancia al subconsciente y hasta a cierta especie de sonambulismo. Entregué a la revista Ideales un poema que se titulaba Vaguedad subconsciente y anuncié ese mismo año un libro escrito íntegramente en aquel estilo, titulado Los espejos sonámbulos.
   Pero éste fue un paréntesis de pocos meses. Pronto sentí que perdía tierra y caía, seguramente por reacción, por una reacción violenta, casi miedosa, en ese horrible panteísmo mezcla de hindú y de noruego, en esa poesía de buey rumiante y de abuela satisfecha. Felizmente esta caída duró poco y al cabo de algunas semanas retorné mi antiguo camino con mucho más entusiasmo y conocimiento que antes.
   Luego vino el periodo de las confidencias a los amigos y de las sonrisas equívocas de los unos y compasivas de los otros. Las burlas irracionales, la atmósfera irrespirable que iban a obligarme a dejar mis montañas nativas y a buscar climas más favorables para los cateadores de minas.
   A fines de 1916 caía en París, en el ambiente de la revista (Sic). Yo apenas conocía la lengua, pero pronto me di cuenta de que se trataba de un ambiente muy futurista y no hay que olvidar que dos años antes, en mi libro Pasando y pasando, yo había atacado al futurismo como algo demasiado viejo, en el preciso instante en que todos voceaban el advenimiento de algo completamente nuevo.
   Yo buscaba por todas partes esta poesía creada, sin relación con el mundo externo, y, cuando a veces creí hallarla, pronto me daba cuenta de que era sólo mi falta de conocimiento de la lengua lo que me hacía verla allí donde faltaba en absoluto o sólo se hallaba en pequeños fragmentos, como en mis libros más viejos de 1913 y 1915.
   ¿Habéis notado la fuerza especial, el ambiente casi creador que rodea a las poesías escritas en una lengua que comenzáis a balbucear?
   Encontráis maravillosos poemas que un año después os harán sonreír.
   En el medio de Apollinaire se hallaban, aparte de él, que era un poeta indiscutible, varios investigadores serios; desgraciadamente gran parte de ellos carecía del fuego sagrado, pues nada es más falso que creer que las dotes se hallan tiradas por las calles. Las verdaderas dotes de poeta son de lo más escaso que existe. Y no le doy aquí al vocablo poeta el sentido íntimo que tiene para mí, sino su sentido habitual, pues para mí nunca ha habido un solo poeta en toda la historia de nuestro planeta.
   Hoy afirmo rotundamente, tal como lo hice diez años atrás en el Ateneo de Buenos Aires: "Nunca se ha compuesto un solo poema en el mundo, sólo se han hecho algunos vagos ensayos de componer un poema. La poesía está por nacer en nuestro globo. Y su nacimiento será un suceso que revolucionará a los hombres como el más formidable terremoto" A veces me pregunto si no pasará desapercibido.
   Dejemos, pues, bien establecido que cada vez que yo hablo de poeta sólo empleo esta palabra para darme a entender, como estirando un elástico para poder aplicarla a quienes se hallan más cerca de la importancia que a ella le asigno.
   En la época de la revista Nord-Sud, de la que fui uno de los fundadores, todos teníamos más o menos la misma orientación en nuestras búsquedas, pero en el fondo estábamos bastante lejos unos de otros.
   Mientras otros hacían buhardas ovaladas, yo hacía horizontes cuadrados. He aquí la diferencia expresada en dos palabras. Como todas las buhardas son ovaladas, la poesía sigue siendo realista. Como los horizontes no son cuadrados, el autor muestra algo creado por él.
   Cuando apareció Horizon carré, he aquí cómo expliqué dicho título en una carta al crítico y amigo Thomas Chazal:
   Horizonte cuadrado. Un hecho nuevo inventado por mí, creado por mí, que no podría existir sin mí. Deseo, mi querido amigo, englobaren este título toda mi estética, la que usted conoce desde hace algún tiempo.
   Este título explica la base de mi teoría poética. Ha condensado en sí la esencia de mis principios.
   1º Humanizar las cosas. Todo lo que pasa a través del organismo del poeta debe coger la mayor cantidad de su calor. Aquí algo vasto, enorme, como el horizonte, se humaniza, se hace íntimo, filial gracias al adjetivo CUADRADO. El infinito anida en nuestro corazón.
   2º Lo vago se precisa. Al cerrar las ventanas de nuestra alma, lo que podía escapar y gasificarse, deshilacharse, queda encerrado y se solidifica.
   3º Lo abstracto se hace concreto y lo concreto abstracto. Es decir, el equilibrio perfecto, pues si lo abstracto tendiera más hacia lo abstracto, se desharía en sus manos o se filtraría por entre sus dedos. Y si usted concretiza aún más lo concreto, éste le servirá para beber vino o amoblar su casa, pero jamás para amoblar su alma.
   4º Lo que es demasiado poético para ser creado se transforma en algo creado al cambiar su valor usual, ya que si el horizonte era poético en sí, si el horizonte era poesía en la vida, al calificársele de cuadrado acaba siendo poesía en el arte. De poesía muerta pasa a ser poesía viva.
   Las pocas palabras que explican mi concepto de la poesía, en la primera página del libro de que hablamos, os dirán qué quería hacer en aquellos poemas. Decía:
   Crear un poema sacando de la vida sus motivos y transformándolos para darles una vida nueva e independiente.
   Nada de anecdótico ni de descriptivo. La emoción debe nacer de la sola virtud creadora.
   Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol.
En el fondo, era exactamente mi concepción de antes de mi llegada a París: la de aquel acto de creación pura que hallaréis, como una verdadera obsesión, en cualquier parte de mi obra a partir de 1912. Y aún sigue siendo mi concepción de la poesía. El poema creado en todas sus partes, como un objeto nuevo.
   Debo repetir aquí el axioma que presenté en mi conferencia del Ateneo de Madrid, en 1921, y últimamente en París, en mi conferencia de la Sorbona, axioma que resume mis principios estéticos: "El Arte es una cosa y la Naturaleza otra. Yo amo mucho el Arte y mucho la Naturaleza. Y si aceptáis las representaciones que un hombre hace de la Naturaleza, ello prueba que no amáis ni la Naturaleza ni el Arte."
   En dos palabras y para terminar: los creacionistas han sido los primeros poetas que han aportado al arte el poema inventado en todas sus partes por el autor.
   He aquí, en estas páginas acerca del creacionismo, mi testamento poético. Lo lego a los poetas del mañana, a los que serán los primeros de esta nueva especie animal, el poeta, de esta nueva especie que habrá de nacer pronto, según creo. Hay signos en el cielo.
   Los casi-poetas de hoy son muy interesantes, pero su interés no me interesa.
      El viento vuelve mi flauta hacia el porvenir.
Notas
1 Podéis verlo anunciado en la lista de Obras del autor de mi librito: El espejo de agua, publicado en 1916 en Buenos Aires.


Manifiesto de Manifiestos
 
Vicente Huidobro


    Después de lanzados los últimos manifiestos acerca de la poesía, acabo de leer los míos y, más que nunca, me afirmo en mis antiguas teorías.
    Tengo aquí los manifiestos dadaístas de Tristán Tzara, tres manifiestos surrealistas y mis artículos y manifiestos propios. Lo primero que compruebo es que todos coincidimos en ciertos puntos, en una lógica sobrestimación de la poesía y en un también lógico desprecio del realismo.
    El realismo en el sentido usual de la palabra, es decir, como descripción más o menos hábil de las verdades preexistentes, no nos interesa y ni
siquiera lo discutimos, pues la verdad artística empieza allí donde termina la verdad de la vida. El realismo carece de carta de ciudadanía en nuestro país.
    Los manifiestos dadaístas de Tzara fueron tan comentados a su hora que no vale la pena volver sobre ellos. Además, son mucho más surrealistas -al menos en su forma- que los manifiestos surrealistas. Aparecieron para hacer un papel absolutamente necesario y bienhechor en un momento determinado en que era preciso demoler y luego despejar el terreno.
    Por su parte, los manifiestos surrealistas proclaman el sueño y la escritura automática.
    Según Louis Aragon el surrealismo habría sido descubierto por Crevel en 1919. Y Breton da la siguiente definición del surrealismo: "Automatismo psíquico puro mediante el cual uno se propone expresar el verdadero funcionamiento del pensar. Dictado del pensar ajeno a cualquier control de la razón."
    ¿Pero quién puede decir que es éste y no otro el verdadero funcionamiento del pensar? El vocablo "pensar" ya implica control. El pensar es la vida interior. Es, según Descartes, conocimiento, sensación, pasión, imaginación, volición.
    El pensar es memoria, imaginación y juicio. No es un cuerpo simple, sino compuesto.
    ¿Creéis que es posible separar, apartar alguno de sus componentes? ¿Podéis mostrar algún poema nacido de este automatismo psíquico puro del que habláis?
    ¿Creéis que el control de la razón no se lleva a cabo? ¿Estáis seguros de que estas cosas de apariencia espontánea no os llegan a la pluma ya controladas y con el pase-libre horriblemente oficial de un juicio
anterior (tal vez de larga fecha) en el instante de la producción?
    Tal vez penséis haber simplificado y resuelto un problema que es mucho más complejo.
    Lo que sostengo es que no podéis aislar una de las facultades del pensar, que no podéis apartar la razón de las demás facultades del intelecto, salvo en el caso de una lesión orgánica, estado patológico imposible de producir voluntariamente.
   Desde el instante en que el escritor se sienta ante la mesa lápiz en mano, existe una voluntad de producir y (no juguemos con las frases) el automatismo desaparece, pues él es esencialmente involuntario y maquinal. Desde el instante en que os preparáis para escribir, el pensamiento surge controlado.
    El automatismo psíquico puro -es decir, la espontaneidad, completa- no existe. Pues todo movimiento, como lo dice la ciencia, es transformación de un movimiento anterior.
    Sois víctimas de una apariencia de espontaneidad.
    Sé que hay otros estetas que han sostenido idénticas teorías. No creo que ignoréis que todo esto ha sido objeto de discusiones desde hace algunos siglos. El italiano Vico decía en su Scienza Nuova, publicada en Nápoles en 1725, que
"mientras más débil es el razonar más robusta habrá de ser la fantasía". Y, sin ir tan lejos, Henri Bergson escribía, veinte años atrás, que "el
sueño es la vida mental completa", ya que durante el sueño desaparecen toda tensión y esfuerzo, pues es la precisión que exige el coordinar la que obliga a esforzarse.
    Platón decía del poeta: "No cantará nunca sin cierto transporte divino, sin cierto suave furor. Lejos de él la fría razón; desde que quiere obedecerle, se acaban los versos, se acaban los oráculos."
    Creo que ello es evidente. Lejos del poeta la fría razón; pero hay otra razón que no es fría, que mientras el poeta trabaja se halla al unísono con el calor de su alma, y de la que pronto hablaré. Estamos ante una sencilla confusión de planos.
    Supongamos, incluso, que pudierais producir este automatismo psíquico puro, que pudierais disociar la conciencia a voluntad, ¿quién podría probaros que vuestras obras son superiores?, ¿qué con ello éstas ganan en vez de perder? Para qué dar tanta importancia a esta semipersonalidad (pues el automatismo sólo reside en los centros corticales inferiores) y no dársela a nuestra personalidad total y verdadera.
    ¿Acaso creéis que un hombre dormido es más hombre -o menos interesante- que uno despierto?
    No niego la existencia de los actos automáticos, pero ellos son precisamente los actos habituales, es decir, los más vulgares. Al pensar en algo importante, podéis arreglaros automáticamente el nudo de la corbata, sin que este gesto pase más allá de los centros cerebrales secundarios. Pero si pensáis en repetir dicho gesto, él ya se os ha hecho consciente, y el juicio y el control han intervenido. Cuando se repite varias veces un acto complicado, tiende a hacerse automático. Lo mismo ocurre en el dominio del espíritu.
    E igual cosa para los sueños. La característica del sueño consiste en la anulación de la voluntad. Esto no impide, desde luego, el que persistan otras actividades psíquicas. Pero, desde el instante en que queráis expresarías por escrito, la conciencia entra instantáneamente en el juego. No hay modo de evitar esto, y lo que escribáis no habrá nacido de un automatismo psíquico puro.
    Aunque no os hayáis dado cuenta, una buena dosis de control se os habrá mezclado al discurso.
    Sé que el automatismo entra en gran medida en la producción de las obras de arte; pero éste no es el automatismo del impulso que proclamáis sino el de la inspiración. Y los psicólogos hallan gran diferencia entre ambos.
    Ahora bien, esta manera de escribir, consistente en dejar correr la pluma bajo el impulso de un dictado automático que brota del sueño, les quita al poeta y a la poesía toda la fuerza de su delirio natural (natural en los poetas), les arrebata el misterio racial de su origen y de su realización, el juego completo del ensamble de las palabras, juego consciente, aun en medio de la fiebre del mayor lirismo, y que es lo único que apasiona al poeta.
    Si me arrebataran el instante de la producción, el momento maravilloso de la mirada abierta desmesuradamente hasta llenar el universo y absorberlo como una bomba, el instante apasionante de ese juego consistente en reunir en el papel los varios elementos, de esta partida de ajedrez contra el infinito, el único momento que me hace olvidar la realidad cotidiana, yo me suicidaría.
    Mi vida está pendiente de ese momento de delirio. Encuentro que lo demás no vale la pena de sufrirlo.
    El poeta no tiene en su vida ningún otro placer comparable al estado de clarividencia de las horas de producción.
    Por tanto, si vuestro surrealismo pretende hacernos escribir como un médium, automáticamente, a la velocidad de un lápiz en la pista de las motocicletas y sin el juego profundo de todas nuestras facultades puestas bajo presión, jamás aceptaremos vuestras fórmulas.
    Considero inferior vuestra poesía, tanto por su origen como por sus medios. Hacéis que la poesía descienda hasta convertirse en un banal truco de espiritismo.
    La poesía ha de ser creada por el poeta, con toda la fuerza de sus sentidos más despiertos que nunca. El poeta tiene un papel activo y no pasivo en la composición y el engranaje de su poema.
    Si seguimos vuestras teorías caeremos en el arte de los improvisadores. Todos los improvisadores actúan conforme a vuestros principios. No son los amos sino los esclavos de su imaginaría mental. Se dejan llevar por un dictado interno y el resultado es un rosario de fuegos fatuos que sólo toca nuestra sensibilidad epidérmica, nuestros sentidos más externos.
    No, por favor; es demasiado fácil, demasiado banal.
    La poesía es algo mucho más serio, mucho más formidable, y surge de nuestra superconciencia.
    Tal como dije en mis conferencias de Buenos Aires, de Madrid, de Berlín, de Estocolmo y de París, en el teatro de la plaza Rapp, en enero de 1922, "el poema 
creacionista sólo nace de un estado de superconciencia o de delirio poético".
    Voy, pues, a definir qué entiendo por superconciencia. La superconciencia se logra cuando nuestras facultades intelectuales adquieren una intensidad vibratorio superior, una longitud de onda, una calidad de onda, infinitamente más poderosa que de ordinario. En el poeta, este estado puede producirse, puede desencadenarse mediante algún hecho insignificante e invisible, a veces, para el propio poeta.
    En el estado de superconciencia la razón y la imaginación traspasan la atmósfera habitual, se hallan como electrificadas, nuestro aparato cerebral está a alta presión.
    La posibilidad de ponerse en ese estado sólo pertenece a los poetas, y no hay nada más falso que aquel refrán que dice: "De poeta y loco todos tenemos un poco."
    El ensueño poético nace generalmente de un estado de debilidad cerebral;(
1) en cambio la superconciencia, el delirio poético, nace de una corteza cerebral rica y bien alimentada.
    En el delirio -que es mucho más hermoso que el ensueño- sigue estando controlada la razón (éste es un hecho comprobado por la ciencia), control que no existe en el sueño natural.
    Dicho control no es el de la fría razón de que habla Platón, sino el de una razón elevada hasta la misma altura, puesta en el mismo plano de la imaginación.
    El delirio es una especie de convergencia intensiva de todo nuestro mecanismo intelectual hacia un deseo sobrehumano, hacia un impulso conquistador de infinito.
    El delirio es irreal, absolutamente irreal en la vida. Pero es una realidad para quien lo produce y para quienes logran alcanzarlo, impregnarse de su atmósfera. Es decir, es una realidad en un plano diferente al ordinario. Es una realidad en ese plano extrahabitual que llamamos Arte.
    El delirio es la facultad que tienen algunas personas de excitarse naturalmente hasta el transporte, de poseer un mecanismo cerebral tan sensible que los hechos del mundo exterior pueden ponerlos en dicho estado de fiebre y alta frecuencia nemónica.
    La razón le sigue. La razón le ayuda a organizarse en la creación de ese hecho nuevo que él está produciendo. Paralelamente a la imaginación, en el delirio la razón sube hasta las grandes alturas en que la atmósfera terrestre se rarifica y se necesitan pulmones especiales para respirarla, pues si ambas no se hallan de acuerdo la razón se ahogará.
    Esta razón controla, esta razón aparta los elementos impuros que querrían mezclarse a los demás para estar en buena compañía. Ella es el tamiz y la organizadora del delirio, y sin ella vuestro poema sería una obra impura, híbrida.
    Y mientras que el ensueño pertenece a todo el mundo, el delirio sólo pertenece a los poetas.
    Una misteriosa conjunción de hechos, tan libres en su origen como en su causa inmediata, desata en el alma del poeta todo un mecanismo de juego de campanas a percusión, y la máquina se pone en marcha, cargada de millones de calorías, de esas calorías químicas que transforman el carbón en diamante, pues la poesía es la transmutación de todas las cosas en piedras preciosas.
    En suma: el estado de ensueño existe, nadie lo discute, todos los poetas lo conocen y ha sido proclamado tanto por los buenos como por los malos. He aquí como lo definía Sully Prudhomme, que no era un faro:
    "Contemplación interior de una sucesión de estados de conciencia asociados espontáneamente. La atención del soñador es maquinal e inconsciente, no le cuesta esfuerzo alguno; se parece a la del espectador que se halla cautivado por una escena dramática. Sólo consiste en una acomodación espontánea del espíritu a su objetivo, tal como el ojo se acomoda al suyo"
    Pero el estado de ensueño nada tiene que ver con el dictado automático ni con el sueño, y dicho estado de ensueño inconsciente vosotros lo cortáis, lo detenéis de inmediato en el instante en que queréis expresarle. El ensueño libre, al perder su espontaneidad, se transforma en ensueño sometido y lleno de grandes dosis de pensamiento regulador.
    Respecto a la imaginación, los surrealistas nos dan como novedad aquella definición que dice que la imaginación es la facultad mediante la cual el hombre puede reunir dos realidades distantes.
    Esta definición, que di en mi libro Pasando y pasando, en 1913, no como inventada por mí sino como la definición que uno encuentra corrientemente en cualquier texto de retórica que no sea muy malo, es tal vez una de las más antiguas que se conocen.
    No sólo la encontraréis en los textos de estética, sino que os bastará con abrir el Diccionario Filosófico de Voltaire. en el vocablo imaginación, y allí encontraréis: Ella reúne varios objetos distantes.
    Idéntica definición hallaréis en la Psicología de Abel Rey, publicada en París en 1903, en las páginas 309-311.
    Veis, pues, que ella no es de ayer, que no es tan original como creéis.
    Yo agregaba entonces, y lo repito ahora, que el poeta es aquel que sorprende la relación oculta que existe entre las cosas más lejanas, los ocultos hilos que las unen. Hay que pulsar aquellos hilos como las cuerdas de un arpa, y producir una resonancia que ponga en movimiento las dos realidades lejanas.
    La imagen es el broche que las une, el broche de luz. Y su poder reside en la alegría de la revelación, pues toda revelación, todo descubrimiento produce en el hombre un estado de entusiasmo. Al hombre le gusta que se le muestren ciertos aspectos de las cosas, ciertos sentidos ocultos de los fenómenos, o ciertas formas que, de ser más o menos habituales, pasan a ser imprevistas, a adquirir doble importancia.
    Pues bien, yo digo que la imagen constituye una revelación. Y mientras más sorprendente sea esta revelación, más trascendental será su efecto.
    Para el poeta creacionista será una serie de revelaciones dadas mediante imágenes puras, sin excluir las demás revelaciones de conceptos ni el elemento misterio, la que creará aquella atmósfera de maravilla que llamamos poema.
    En los manifiestos surrealistas hay muchas cosas bien dichas, y si los surrealistas producen obras que denoten un momento de gran altura del cerebro humano, serán dignos de todas las alabanzas.
    Debemos darles crédito, aunque no aceptemos su camino y no creamos en la exactitud de su teoría.
    En el manifiesto de André Breton, veo citados como ejemplos de imagen bella, como ejemplos de imagen muy depurada:
La nuit rentre dans un sac (2)
    O:
Dans le ruisseau il y à une chanson qui coule.(3)
    Dos imágenes de una banalidad espantosa y de una relación tan fácil como que una se basa en el lugar común La noche como boca de lobo y la otra en el clisé El canto del agua. Sin ser poeta pueden hallarse tales imágenes.
    Prefiero mucho más aquella mía que encontraréis en Horizon Carré, que dice:
La nuit sort de sous les meubles,(4)                                           
    y en mi poema Adán, escrito en 1914, refiriéndome al mar:
No se sabe si es el agua la que produce el canto
o si es el canto el que produce el agua.
    Sin embargo, de ningún modo las pondría como ejemplo al hablar de imágenes que no presentan ni el menor grado de premeditación.
    El vocablo premeditación me hace pensar en el problema del origen de las imágenes, problema que apenas bosquejamos hace un momento al hablar del automatismo psíquico puro.
    ¿De dónde procede el bagaje poético del poeta? ¿En qué época penetraron sus componentes en su cerebro?
    He aquí lo que deberíamos conocer y lo que no es posible saber.
    Nuestros cinco sentidos, como hormigas, parten por el mundo en busca de los alimentos que cada uno, entrando por su propio agujero, vendrá a depositar en su casillero particular. Las pequeñas hormigas depositarán su botín en él.
    ¿Pero recordamos qué día entraron? ¿Sabemos cómo las controló nuestra razón?
    Incluso mediante la más sutil y continua gimnástica introspectiva (pienso en la introspección bergsoniana), llegaremos a descubrir alguna vez el verdadero origen de todos esos residuos, de todas esas combinaciones en estado latente, sin fecha posible, que bullen en el fondo de nuestro cerebro y se multiplican como bacilos en cultivo.
    Pues en nuestro alambique espiritual, en constante ebullición, existen los que Loeb y Bohn llaman "fenómenos asociativos y sensibilidad diferencial" y la razón, a cada instante, mete su cuchara en este alambique de asociación y contrastes; y tal vez cuando proclamáis lo fortuito y lo arbitrario estáis como nunca lejos de ambos.
    No creo que las páginas más hermosas de la literatura hayan sido producidas bajo un dictado automático. Estoy convencido, incluso, de que las que parecen más locas provienen, por el contrario, de momentos en que nuestra conciencia se halla plenamente despierta.
    Cuando Ben Jonson en Volpone o el Zorro hace decir al viejo Volpone: Tus baños se harán en esencia de alhelíes, en espíritu de rosas y de violetas, en leche de unicornio, en aliento de pantera conservada en una caja y mezclada con vino de Creta. Beberemos oro y ámbar hasta que el techo gire hasta darnos vértigo", Ben Jonson no ha visto esto en un sueño, sino que su fiebre lírica ha subido por grados, su delirio se ha caldeado por etapas hasta permitirle hallar (mediante todas sus facultades) aquellos baños de aliento de pantera.
    Jamás olvidaré el gesto de admiración y las exclamaciones de Apollinaire cuando le mostré, durante la guerra, una tarde que comía en mi casa, esas admirables páginas de Ben Jonson, el dramaturgo inglés que tanto influyera en Shakespeare.
    Asimismo, cuando era estudiante, recuerdo haber subrayado páginas de Rabelais, asombrosas por su falta de sentido, por su voluntaria y buscada falta de sentido, que producían, no obstante, una perturbación especial en el espíritu, muy cercana a las perturbaciones que debe producir la más alta poesía.
    Sin duda recordáis, queridos amigos, el discurso del señor de Baiscul en el capítulo IX del Pantagruel:
    Precisamente pasaban seis blancos entre los dos trópicos, hacia el cenit y la malla, tanto más que los montes Rifos habían sufrido aquel año una gran esterilidad de embustes a causa de una sedición de cuchufletas que estalló entre los Barragüinos y lov Accursieros a propósito de la rebelión de los suizos que se habían reunido en el número de tres, seis, nueve y diez para ir al muérdago de año nuevo el primer día del año, cuando se lleva la cena a los bueyes y la llave del carbón a las jovencitas para dar la avena a los perros. Durante toda la noche no se hizo más (con la mano sobre la olla) que despachar mensajeros a pie y a caballo para retener los barcos; pues los sastres no querían confeccionar restos robados.
Una cerbatana
Para cubrir el mar Océano
    que, por el momento, estaba embarazada de una ollada de coles, según la opinión de los hacinadores de henos, pero los físicos decían que en su orina no reconocían ningún signo evidente.
Al paso de la aventurada,
Comer hachas con mostaza,
    Dad también una mirada al discurso pronunciado por el señor de Humevesne ante Pantagruel:
    Si un pobre diablo acude a las piezas de baño para hacerse maquillar el hocico con bosta de vaca o para comprarse botas de agua, los sargentos que trasladan a los soldados de la ronda reciben el caldo de alguna lavativa o la materia fecal de una silla perforada en la cabeza. ¿Debemos, no obstante, cortar las mamas y freír las escudillas de madera? A veces pensamos en lo uno, pero Dios hace lo otro, y cuando el sol se ha puesto todos los animales están a la sombra. No quiero que se me crea esto último si no se lo pruebo a la gente en forma violenta y en pleno día.
    El año 36 yo había comprado un caballo tronzo de Alemania, alto y corto, de bastante buena lana, y coloración de semilla, como me lo aseguraban los orfebres, no obstante, el notario puso su etcétera en él. De ningún modo soy lo suficientemente docto como para coger la luna con mis dientes, pero en el pote de mantequilla donde se sellaban los instrumentos volcánicos corría el rumor de que el buey salado hacía encontrar el vino a medianoche y sin candela, aunque se hallara oculto en el fondo de un saco de carbonero, calzado y albardado con la testera y las escarcelas requeridas para freír en buena forma una cabeza de botón. Y cuán cierto es lo que dice el proverbio: que hace bien ver vacas negras en un bosque quemado cuando uno se halla gozando de sus amores.
    Hice que los doctos señores examinaran el asunto y, como solución, concluyeron que no hay nada como segar el verano en una cueva bien provista de papel y tinta, y de plumas y cortaplumas de Lyon, junto al Ródano, TARABIN TARABAS,(5) pues tan pronto como un arnés toca el agua, la carcoma lo roe hasta el hígado y después no hace más que sublevársele la tortícolis cuando se ha dormido luego de cenar, y he aquí lo que encarece tanto la sal.
Y la respuesta de Pantagruel:
    Considerar la horripilación del murciélago declinando valerosamente del solsticio estival para echar un requiebro a los cuentos de vieja que tuvieron el alfil del peón debido a las malvadas vejaciones de los lucífugos nicticoraces que se hallan bajo o el clima romano de un crucifijo a caballo que engafaba una ballesta con los riñones, el pedigüeño tuvo razón de calafatear el galeón que la buena mujer hinchaba, con un pie calzado y el otro desnudo, reembolsándole, bajo y tieso en su conciencia, tantas tonterías como pelos hay en dieciocho vacas y otras tantas para el bordador. Igualmente es declarado inocente del caso especial de las metrequeferías en que todos pensaban que había incurrido, de lo que no podía alegremente defecar, sobre la decisión de un par de guantes perfumados, de pedorreras a la candela de nuez, a la usanza de su país de Mirebalais, aflojando la bolina con las broncíneas balas de cañón cuyos pinches de cocina amasaban contestablemente sus legumbres roídas de lirón a todas las campanillas de gavilán hechas en punto de Hungría que su cuñado llevaba memorablemente en un canasto limítrofe bordado con hocicos con tres cabríos descaderados de canabaserías, a la perrera angular de donde sacan el papagayo vermiforme con el plumero.
    En las citas que acabáis de leer, es lo insólito, lo sorpresivo, lo que nos conmueve y disloca.
    Un poema sólo es tal cuando existe en él lo inhabitual. Desde el momento en que un poema se convierte en algo habitual, no emociona, no maravilla, no inquieta más, y deja, por lo tanto, de ser un poema, pues inquietar, maravillar, emocionar nuestras raíces es lo propio de la poesía.
    La vida de un poema depende de la duración de su carga eléctrica. Me pregunto si los habrá eternos.
    Es evidente que nada de aquello a que estamos acostumbrados nos emociona. Un poema debe ser algo inhabitual, pero hecho a base de cosas que manejamos constantemente, de cosas que están cerca de nuestro pecho, pues si el poema inhabitual también se halla construido a base de elementos inhabituales, nos asombrará más que emocionarnos.
    Lo que asombra no transporta, no eleva el espíritu hasta las alturas del vértigo consciente.
    Hay que ser un verdadero poeta para poder dar a las cosas que se hallan cerca de nosotros la carga suficiente para que nos maravillen; hay que ser poeta para enhebrar las palabras cotidianas en un filamento Osram incandescentes, y para que esta luminosidad interna caldee el alma en las latitudes a que se nos precipita.
    El poeta es un motor de alta frecuencia espiritual, es quien da vida a lo que no la tiene; cada palabra, cada frase adquiere en su garganta una vida propia. y nueva, y va a anidarse palpitante de calor en el alma del lector.
    Ser poeta consiste en tener una dosis tal de particular humanidad, que pueda conferírsela a todo lo que pase a través del organismo cierta electricidad atómica profunda, cierto calor nunca dado por otros a esas mismas palabras, cierto calor que hace cambiar de dimensión y color a las palabras.
    Debo citar nuevamente a Platón, que a veces dice cosas bellísimas sobre los poetas, sobre los poetas con los cuales se portó bastante mal en sus momentos de tonterías:
    Esta piedra que Eurípides llama magnética, y el pueblo heracleana, no sólo tiene el poder de atraer anillos de hierro, sino también el de comunicar su fuerza a los propios anillos, que pueden, como ella, atraer a otros; y a menudo puede verse una larga cadena compuesta de anillos suspendidos, a la que únicamente el amante presta la virtud que los sostiene. Del mismo modo la Musa transporta a los poetas hasta el entusiasmo; los, poetas, por su parte, la hacen descender hasta nosotros, formándose, así, una cadena de inspiración.
    Luego agrega que los grandes poetas deben "las bellas creaciones de su genio a una llama celeste, a un dios", y pocas líneas después defiende la verdad poética diciendo:
    Los poetas líricos no nos engarzan cuando nos hablan de todo aquello que su imaginación les hace ver.
    En la época en que yo apuntaba mis meditaciones acerca de la poesía, ignoraba las teorías del poeta Saint-Pol-Roux, pero ya un fluido secreto me llevaba hacia él. Por esto hablé a menudo de él, y cité muchas veces sus poemas, leídos en antologías, y me indignaba sobre todo contra Reny de Gourmont, quien, con una falta de respeto única, traducía sus imágenes al lenguaje vulgar y osaba establecer una tabla de estas mismas imágenes con un igual a de una impertinencia e ingenuidad intolerables.
    Debemos proclamarlo en voz alta: Saint-PolRoux fue uno de los pocos artistas que quisieron dar al poeta todo el prestigio que entraña este vocablo mágico.
    Yo aplaudo con todo mi corazón a los jóvenes poetas que han hecho resurgir al Magnífico, con toda su magnificencia natural, de un casi olvido horriblemente injusto.
    Yo mismo me siento avergonzado de declararlo: pero yo, en diez años que llevo en París, no pensé en comprar sus obras, y sólo en enero de este año fui al Mercure de France a pedirlas. Desgraciadamente están agotadas y no se piensa en reeditarlas.
       (¿No habría algún medio para hacerlas reeditar?)
   Ya en 1913, este hombre admirable dijo cosas que transcribo aquí con la mayor alegría:
    Geómetra es lo absoluto, el arte va ahora a fundar comarcas, comarcas que sólo participarán del universo tradicional por su único recuerdo básico, comarcas en cierta forma registradas bajo una rúbrica de autor; y estas comarcas originales donde la hora será dada por los latidos del corazón del poeta, donde el vapor estará constituido por su aliento, donde las tempestades y las primaveras serán sus alegrías y sus penas, donde la atmósfera será el resultado de su fluido, donde las ondas expresarán su emoción, donde las fuerzas serán los músculos de su energía, y de las energías subyugadas, estas comarcas, digo, el poeta en un patético parto las amoblará con la población espontánea, con sus tipos personales.
    La ciencia propiamente dicha nada tendrá que pretender de esos milagros, al declararse súbitamente la poesía ciencia en sí, ciencia de las ciencias, capaz de bastarse, en posesión de reglas caprichosas, que se diferenciarán de un poeta a otro, a pesar de provenir de una ley primordial, la ley de los dioses.


Manifiesto tal vez Vicente Huidobro


    Nada de caminos verdaderos y una poesía escéptica de sí misma.
    ¿Entonces? Hay que buscar siempre.
    Mis nervios, dispersos en estremecimientos, sin guitarra y sin inquietud, la cosa concebida así lejos del poema, robar la nieve al polo y la pipa al marino.
    Algunos días después me di cuenta: el polo era una perla para mi corbata.
    ¿Y los Exploradores?
    Se habían transformado en poetas y cantaban de pie sobre las olas derramadas.
        ¿Y los Poetas?
    Se habían transformado en exploradores y buscaban cristales en las gargantas de los ruiseñores.
    He aquí por qué Poeta equivale a Vagabundo sin oficio activo, y Vagabundo equivale a Poeta sin oficio pasivo.
    Sobre todo, es preciso cantar o simplemente hablar sin equívoco obligatorio, sino con algunas olas disciplinadas.
    Ninguna elevación falsa: sólo la verdad, que es orgánica. Dejemos el cielo a los astrónomos, las células a los químicos. El poeta no es siempre un telescopio que se puede cambiar en su contrario, y si la estrella se desliza hasta el ojo por el interior del tubo, ello no se debe a un ascensor sino más bien a una lente imaginativa.
    Nada de máquinas ni de moderno en sí. Nada de gulf-stream ni de cocktail, pues el gulf-stream y el cocktail ya son más máquinas que una locomotora o una escafandra, y más modernos que Nueva York y los catálogos.
    Milán... Ciudad ingenua, fatigada virgen de los Alpes, pero virgen no obstante.
 
Y El Gran Peligro Del Poema Es Lo Poético
    Yo os digo, entonces: busquemos en otros sitios, lejos de la máquina y de la aurora, y tan lejos de Nueva York como de Bizancio.
    No agreguéis poesía a lo que ya la tiene sin necesidad de vosotros. La miel sobre la miel da asco.
    Dejar secarse al sol el humo de las fábricas y los pañuelos de los adioses.
    Poned los zapatos al claro de luna y después hablaremos de ello, y, sobre todo, no olvidéis que el Vesubio, a pesar del futurismo, está lleno de Gounod.
    ¿Y el imprevisto?
    Sin duda, podría ser algo que se presentara con la imparcialidad de un gesto nacido al azar y no deseado, pero está demasiado cerca del instinto y es, por tanto, más animal que humano.
    El azar conviene cuando los dados dan cinco ases o al menos cuatro reinas, Pero salvo estos casos debemos excluirlo.
    Nada de poemas tirados a la suerte; sobre la mesa del poeta no hay un tapete verde.
    Y si el mejor poema puede hacerse en la garganta, es porque la garganta es el justo medio entre el corazón y el cerebro.
    Haced poesía, pero no alrededor de las cosas. Inventadla.
    El poeta no debe ser más instrumento de la naturaleza, sino que ha de hacer de la naturaleza su instrumento. Es toda la diferencia que hay con las viejas escuelas.
    Y he aquí, ahora, que el poeta os aporta un hecho nuevo, muy simple en su esencia, independiente de cualquier otro fenómeno externo, una creación humana, muy pura y trabajada por el cerebro con paciencia de ostra.
    ¿Es un poema, o tal vez otra cosa?
        Poco importa.
    Poco importa que la criatura sea niña o niño, abogado, ingeniero o biólogo, con tal que sea.
    Es algo que vive y perturba, aunque en el fondo permanezca muy calmo.
    Tal vez no es el poema habitual; pero es, al menos.
    Así, primer efecto del poema, transfiguración de nuestro Cristo cotidiano, trastorno ingenuo, los ojos se agrandan al borde de las palabras que se deslizan, el cerebro desciende al pecho y el corazón sube a la cabeza, sin dejar de ser corazón y cerebro con sus facultades esenciales; en fin: revolución total. La tierra gira al revés, el sol sale por occidente.
        ¿Dónde estáis?
        ¿Dónde estoy?
    Los puntos cardinales se han perdido en el tumulto, como los cuatro ases de un naipe.
    Luego amamos o repudiamos, pero la ilusión ha tenido sillas cómodas, el hastío ha encontrado un buen tren y el corazón ha vertido su frasco de olores inconscientes.
    (El amor y el repudio carecen de importancia para el verdadero poeta, pues sabe que el mundo avanza de derecha a izquierda y los hombres de izquierda a derecha. Es la ley del equilibrio.)
    Después, es mi mano la que os ha guiado, la que os ha mostrado los paisajes queridos y hecho nacer un arroyo de un almendro sin necesidad de darle un lanzazo en el costado.
    Y cuando los dromedarios de vuestra imaginación quisieron dispersarse, yo los detuve en seco, mejor que un ladrón en el desierto.
    ¡Nada de paseos indecisos!
    La bolsa o la vida.
    Esto es neto, claro. Nada de interpretaciones personales.
    La bolsa no quiere decir el corazón, ni la vida los ojos.
    La bolsa es la bolsa y la vida es la vida.
    Cada verso es el vértice de un ángulo que se cierra, no la punta de un ángulo que se abre a todos los vientos.
    El poema, tal como aquí se muestra, no es realista sino humano.
    No es realista, pero se hace realidad.
    Realidad cósmica con atmósfera propia y, seguramente, con tierra y agua, como agua y tierra tienen todos los mundos que se respetan.
    No hay que buscar en esos poemas el recuerdo de cosas vistas, ni la posibilidad de ver otras parecidas.
    Un poema es un poema, tal como una naranja es una naranja y no una manzana.
    En él no hallaréis cosas que existen de antemano ni contacto directo con los objetos del mundo externo.
    El poeta no imitará más a la naturaleza, pues no se da el derecho de plagiar a Dios.
    Allí encontraréis lo que nunca habéis visto en otra parte: el poema. Una creación del hombre.
    Y de todas las potencias humanas, la que más nos interesa es la potencia creadora.

Non Serviam
Vicente Huidobro

Y he aquí que una buena mañana, después de una noche de preciosos sueños y delicadas pesadillas, el poeta se levanta y grita a la madre Natura: Non serviam.
Con toda la fuerza de sus pulmones, un eco traductor y optimista repite en las lejanías:«No te serviré».
La madre Natura iba ya a fulminar al joven poeta rebelde, cuando éste, quitándose el sombrero y haciendo un gracioso gesto, exclamó: «Eres una viejecita encantadora».
Ese non serviam quedó grabado en una mañana de la historia del mundo. No era un grito caprichoso, no era un acto de rebeldía superficial. Era el resultado de toda una evolución, la suma de múltiples experiencias.
El poeta, en plena conciencia de su pasado y de su futuro, lanzaba al mundo la declaración de su independencia frente a la Naturaleza.
Ya no quiere servirla más en calidad de esclavo.
El poeta dice a sus hermanos: «Hasta ahora no hemos hecho otra cosa que imitar al mundo en sus aspectos, no hemos creado nada. ¿Qué ha salido de nosotros que no estuviera antes parado ante nosotros, rodeando nuestros ojos, desafiando nuestros pies o nuestras manos? 
»Hemos cantado a la Naturaleza (cosa que a ella bien poco le importa). Nunca hemos creado realidades propias, como ella lo hace o lo hizo en tiempos pasados, cuando era joven y llena de impulsos creadores. 
»Hemos aceptado, sin mayor reflexión, el hecho de que no puede haber otras realidades que las que nos rodean, y no hemos pensado que nosotros también podemos crear realidades en un mundo nuestro, en un mundo que espera su fauna y su flora propias. Flora y fauna que sólo el poeta puede crear, por ese don especial que le dio la misma madre Naturaleza a él y únicamente a él».
Non serviam. No he de ser tu esclavo, madre Natura; seré tu amo. Te servirás de mí; está bien. No quiero y no puedo evitarlo; pero yo también me serviré de ti. Yo tendré mis árboles que no serán como los tuyos, tendré mis montañas, tendré mis ríos y mis mares, tendré mi cielo y mis estrellas.
Y ya no podrás decirme: «Ese árbol está mal, no me gusta ese cielo.... los míos son mejores».
Yo te responderé que mis cielos y mis árboles son los míos y no los tuyos y que no tienen por qué parecerse. Ya no podrás aplastar a nadie con tus pretensiones exageradas de vieja chocha y regalona. Ya nos escapamos de tu trampa.
Adiós, viejecita encantadora; adiós, madre y madrastra, no reniego ni te maldigo por los años de esclavitud a tu servicio. Ellos fueron la más preciosa enseñanza. Lo único que deseo es no olvidar nunca tus lecciones, pero ya tengo edad para andar solo por estos mundos. Por los tuyos y por los míos.
Una nueva era comienza. Al abrir sus puertas de jaspe, hinco una rodilla en tierra y te saludo muy respetuosamente.

1914
Vicente Huidobro
Nubes sobre el surtidor del verano
        De noche
                          Todas las torres de Europa se hablan en secreto
De pronto un ojo se abre
El cuerno de la luna grita
Halalí                                                                   Halalí
Las torres son clarines colgados
AGOSTO DE 1914
                                                Es la vendimia de las fronteras
Tras el horizonte algo ocurre
                               En la horca de la aurora son colgadas todas las ciudades
                               Las ciudades que humean como pipas
Halalí                                                                                                                      Halalí
Pero ésta no es una canción
Los hombres se alejan
De Halalí, 1918
Traducción de José Zañartu
Fórmulas
Juan Larrea
Desde mi ventana veo
a la luz teoremática del farol de enfrente
pasar los problemas
en sus fórmulas.
Son las formas que pasan
en sus jaulas de rectas y curvas
con sus rótulos de frascos de farmacia
en las frentes.
F4 H3 W
R7 C14 J6
Se sumergen
doblando la esquina en la noche
empujadas por un gran viento
que las descoyunta
y en lo obscuro se combinan
nuevas curvas y nuevas rectas.
Pasan las semejanzas
sus esquematismos lineales
erguidos o tronzados.
Yo mismo acabo de pasar.
Me he reconocido en lo esencial
y en mi gran rótulo farmaceútico.
J25 L5 C1919
Creacionismo
Gerardo Diego
A mi Virgilio,
Eugenio Montes
¿No os parece, hermanos,
que hemos vivido muchos años en el sábado?
Descansábamos
porque Dios nos lo daba todo hecho.
Y no hacíamos nada, porque el mundo
mejor que Dios lo hizo...
Hermanos, superemos la pereza.
Modelemos, creemos nuestro lunes,
nuestro martes y miércoles,
nuestro jueves y viernes...
Hagamos nuestro Génesis.
Con los tablones rotos,
con los mismos ladrillos,
con las derruídas piedras,
levantemos de nuevo nuestros mundos.
La página está en blanco:
«En el principio era...»
Primer Manifiesto del Surrealismo
[Fragmento]
André Breton

El caso es que una noche, antes de caer dormido, percibí netamente articulada hasta el punto de que resultaba imposible cambiar ni una sola palabra, pero ajena al sonido de la voz, de cualquier voz, una frase harto rara que llegaba hasta mí sin llevar en sí el menor rastro de aquellos acontecimientos de que, según las revelaciones de la conciencia, en aquel entonces me ocupaba, y la frase me pareció muy insistente, era una frase que casi me atrevería a decir estaba pegada al cristal. Grabé rápidamente la frase en mi conciencia, y, cuando me disponía a pasar a otro asunto, el carácter orgánico de la frase retuvo mi atención. 
Verdaderamente, la frase me había dejado atónito; desgraciadamente no la he conservado en la memoria, era algo así como «Hay un hombre a quien la ventana ha partido por la mitad», pero no había manera de interpretarla erróneamente, ya que iba acompañada de una débil representación visual de un hombre que caminaba partido por la mitad del cuerpo aproximadamente por una ventana perpendicular al eje de aquél. 
Sin duda se trataba de la consecuencia del simple acto de enderezar en el espacio la imagen de un hombre asomado a la ventana. Pero debido a que la ventana había acompañado al desplazamiento del hombre comprendí que me hallaba ante una imagen de un tipo muy raro, y tuve rápidamente la idea de incorporarla al acervo de mi material de construcciones poéticas. 
No hubiera concedido tal importancia a esta frase si no hubiera dado lugar a una sucesión casi ininterrumpida de frases que me dejaron poco menos sorprendido que la primera, y, que me produjeron un sentimiento de gratitud tan grande que el dominio que, hasta aquel instante, había conseguido sobre mí mismo me pareció ilusorio, y comencé a preocuparme únicamente de poner fin a la interminable lucha que se desarrollaba en mi interior.
En aquel entonces, todavía estaba muy interesado en Freud, y conocía sus métodos de examen que había tenido ocasión de practicar con enfermos durante la guerra, por lo que decidí obtener de mí mismo lo que se procura obtener de aquéllos, es decir, un monólogo lo más rápido posible, sobre el que el espíritu crítico del paciente no formule juicio alguno, que, en consecuencia, quede libre de toda reticencia, y que sea, en lo posible, equivalente  a pensar en voz alta. Me pareció entonces, y sigue pareciéndome ahora —la manera en que me llegó la frase del hombre cortado en dos lo demuestra—, que la velocidad del pensamiento no es superior a la de la palabra, y que no siempre gana a la de la palabra, ni siquiera a la de la pluma en movimiento. 
Basándonos en esta premisa, Philippe Soupault, a quien había comunicado las primeras conclusiones que había llegado, y yo nos dedicamos a emborronar papel, con loable desprecio hacia los resultados literarios que de tal actividad  pudieran surgir. La facilidad en la realización material de la tarea hizo todo lo demás. 
Al término del primer día de trabajo, pudimos leernos recíprocamente unas cincuenta páginas escritas del modo antes dicho, y comenzamos a comparar los resultados. En conjunto, lo escrito por Soupault y por mí tenia grandes analogías, se advertían los mismos vicios de construcción y errores de la misma naturaleza, pero, por otra parte, también había en aquellas páginas la ilusión de una fecundidad extraordinaria, mucha emoción, un considerable conjunto de imágenes de una calidad que no hubiésemos sido capaces de conseguir, ni siquiera una sola, escribiendo lentamente, unos rasgos de pintoresquismo especialísimo y, aquí y allá, alguna frase de gran comicidad. Las únicas diferencias que se advertían en nuestros textos me parecieron derivar esencialmente de nuestros, respectivos temperamentos, el de Soupault menos estático que el mío y, si se me permite una ligera crítica, también derivaban de que Soupault cometió el error de colocar en lo alto de algunas páginas, sin duda con ánimo de inducir a error, ciertas palabras, a modo de titulo. 
Por otra parte, y a fin de hacer plena justicia a Soupault, debo decir que se negó con todas sus fuerzas, a efectuar la menor modificación, la menor corrección, en los párrafos que me parecieron mal pergeñados. Y en este punto llevaba razón. Ello es así por cuanto resulta muy difícil apreciar en su justo valor los diversos elementos presentes, e incluso podemos decir que es imposible apreciarlos en la primer lectura. En apariencia, estos elementos son para el sujeto que escribe, tan extraños como para cualquier otra persona y el que lo e cribe recela de ellos, como es natural. Poéticamente hablando, tales elementos destacan ante todo por su alto grado de absurdo
inmediato y este absurdo, una vez examinado con mayor detención, tiene la característica de conducir a cuanto hay de admisible y legítimo en nuestro mundo, a la divulgación de cierto número de propiedades, de hechos que, en resumen, no son menos objetivos que otros muchos.
En homenaje a Guillermo Apollinaire quien había muerto hacía poco, y quien en muchos casos nos parecía haber obedecido a impulsos del género antes dicho, sin abandonar por ello ciertos mediocres recursos literarios, Soupault y yo dimos el nombre de SURREALISMO al nuevo modo de expresión que teníamos a nuestro alcance y que deseábamos comunicar lo antes posible, para su propio beneficio, a todos nuestros amigos. Creo que en nuestros días no es preciso someter a nuevo examen esta denominación, y que la acepción en que la empleamos ha prevalecido por lo, general, sobre la acepción de Apollinaire. Con mayor justicia todavía, hubiéramos podido apropiarnos del termino SUPERNATURALISMO empleado por Gérard de Nerval en la dedicatoria de Muchachas de fuego. Efectivamente, parece que Nerval conocía a maravilla el espíritu de nuestra doctrina en tanto que Apollinaire conocía tan solo la letra todavía imperfecta, del surrealismo y fue incapaz de dar de él una explicación teórica duradera.  
 
Indica muy mala fe discutirnos el derecho a emplear la palabra SURREALISMO, en el sentido particular que nosotros le damos, ya que nadie puede dudar de que esta palabra no tuvo fortuna antes de que nosotros nos sirviéramos de ella. Voy a definirla, de una vez para siempre:
SURREALISMO: sustantivo masculino. Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.

André Breton, Primer Manifiesto del Surrealismo (1924)
En: Arturo Ramoneda, "Antología de la Literatura Española del siglo XX"
SGEL, Madrid, 1988

Segundo Manifiesto del Surrealismo
[Fragmento]
André Breton

Si nosotros, no encontramos palabras bastantes para denigrar la bajeza del pensamiento occidental, si nosotros no tememos entrar en conflicto con la lógica, si nosotros somos incapaces de jurar que un acto realizado en sueños tiene menos sentido que un acto efectuado en estado de vigilia, si nosotros consideramos incluso posible dar fin al tiempo, esa farsa siniestra, ese tren que se sale constantemente de sus raíles, esa loca pulsación, este inextricable nudo de bestias reventantes y reventadas, ¿cómo puede pretenderse que demos muestras de amor, e incluso que seamos tolerantes, con respecto a un sistema de conservación social, sea el que sea? Esto es el único extravío delirante que no podemos aceptar. Todo está aún por hacer, todos los medios son buenos para aniquilar las ideas de familia, patria y religión. En este aspecto la postura surrealista es harto conocida, pero también es preciso se sepa que no admite compromisos transaccionales. Cuantos se han impuesto la misión de defender el surrealismo no han dejado ni un instante de propugnar esta negación, de prescindir de todo otro criterio de valoración. Saben gozar plenamente de la desolación, tan bien orquestada, con que el público burgués, siempre innoblemente dispuesto a perdonarles ciertos errores «juveniles», acoge el deseo permanente de burlarse salvajemente de la bandera francesa, de vomitar de asco ante todos los sacerdotes, y de apuntar hacia todas las monsergas de los «deberes fundamentales» el arma del cinismo sexual de tan largo alcance. Combatimos contra la indiferencia poética, la limitación del arte, la investigación erudita y la especulación pura, bajo todas sus formas, y no queremos tener nada en común con los que pretenden debilitar el espíritu, sean de poca o de mucha importancia. Todas las cobardías, las abdicaciones, las traiciones que quepa imaginar no bastarán para impedirnos que terminemos con semejantes bagatelas. Sin embargo, es notable advertir que los individuos que un día nos impusieron la obligación de tener que prescindir de ellos, una’ vez solos se quedaron indefensos y tuvieron que recurrir inmediatamente a los más miserables expedientes para congraciarse con los defensores del orden, todos ellos grandes partidarios de conseguir que todos los hombres tengan la misma altura, mediante el procedimiento de cortar la cabeza de los más altos. La fidelidad inquebrantable a las obligaciones que el surrealismo impone exige un desinterés, un desprecio del riesgo y una voluntad de negarse a la componenda que, a la larga, muy pocos son los hombres capaces de ello. El surrealismo vivirá incluso cuando no quede ni uno solo de aquellos que fueron los primeros en percatarse de las oportunidades de expresión y de hallazgo de verdad que les ofrecía. Es demasiado tarde ya para que la semilla no germine infinitamente en el campo humano, pese al miedo y a las restantes variedades de hierbas de insensatez que aspiran a dominarlo todo [...]

Nuestra adhesión al principio del materialismo histórico... Verdaderamente no se puede jugar con estas palabras. Si dependiera únicamente de nosotros -con eso quiero decir si el comunismo no nos tratara tan sólo como bichos raros destinados a cumplir en sus filas la función de badulaques y provocadores, nos mostraríamos plenamente capaces de cumplir, desde el punto de vista revolucionario, con nuestro deber. Desgraciadamente, en este aspecto imperan unas opiniones muy especiales con respecto a nosotros; por ejemplo, en cuanto a mí concierne, puedo decir que hace dos años no pude, tal como hubiera querido, cruzar libre y anónimamente el umbral de la sede del partido comunista francés, en la que tantos individuos poco recomendables, policías y demás, parecen tener permiso para moverse como don Pedro por su casa. En el curso de tres entrevistas, que duraron varias horas, me vi obligado a defender al surrealismo de la pueril acusación de ser esencialmente un movimiento político de orientación claramente anticomunista y contrarrevolucionaria. Huelga decir que no tenía derecho a esperar que quienes me juzgaban hicieran un análisis fundamental de mis ideas. Aproximadamente en esta época, Michel Marty vociferaba, refiriéndose a uno de los nuestros: «Si es marxista, no tiene ninguna necesidad de ser surrealista. » Ciertamente, en estos casos, no fuimos nosotros quienes alegamos nuestro surrealismo; este calificativo nos había precedido, a nuestro pesar, tal como a los seguidores de Einstein les hubiera precedido el de relativistas, o a los de Freud el de psicoanalistas. ¿Cómo no inquietarse ante el nivel ideológico de un partido que había nacido, tan bien armado, de dos de las más sólidas mentes del siglo XIX? Desgraciadamente, los motivos de inquietud son más que abundantes; lo poco que he podido deducir de mi experiencia personal coincide plenamente con las experiencias ajenas, Me pidieron que presentara a la célula «del gas» un informe sobre la situación dominante en Italia, y especificaron que únicamente podía basarme en realidades estadísticas (producción de acero, etc.), y que debía evitar ante todo las cuestiones ideológicas. No pude hacerlo.

El surrealismo se ocupa y se ocupará constantemente, ante todo, de reproducir artificialmente este momento ideal en que el hombre, presa de una emoción particular, queda súbitamente a la merced de algo «más fuerte que él» que le lanza, pese a las protestas de su realidad física, hacia los ámbitos de lo inmortal. Lúcido y alerta, sale, después, aterrorizado, de este mal paso. Lo más importante radica en que no pueda zafarse de aquella emoción, en que no deje de expresarse en tanto dure el misterioso campanilleo, ya que, efectivamente, al dejar de pertenecerse a sí mismo el hombre comienza a pertenecernos. Estos productos de la actividad psíquica, lo más apartados que sea posible de la voluntad de expresar un significado, lo más ajenos posible a las ideas de responsabilidad siempre propicias a actuar como un freno, tan independientes como quepa de cuanto no sea la vida pasiva de la inteligencia, estos productos que son la escritura automática y los relatos de sueños ofrecen, a un mismo tiempo, la ventaja de ser los únicos que proporcionan elementos de apreciación de alto valor a una crítica que, en el campo de lo artístico, se encuentra extrañamente desarbolada, permitiéndole efectuar una nueva clasificación general de los valores líricos, y ofreciéndole una llave que puede abrir para siempre esta caja de mil fondos llamada hombre, y le disuade de emprender la huida, por razones de simple conservación, cuando, sumida en las tinieblas, se topa con las puertas externamente cerradas M «más allá», de la realidad, de la razón, M genio, y M amor. Día llegará en que la generalidad de los humanos dejará de permitirse el lujo de adoptar una actitud altanera, cual ha hecho, ante estas pruebas palpables de una existencia distinta de aquella que habíamos proyectado vivir. Entonces, se verá con estupor que, pese a haber tenido nosotros la verdad tan al alcance de la mano, hayamos adoptado en general, La precaución de procurarnos una coartada de carácter literario, en vez de adoptar la actitud de, sin saber nadar, tirarnos de cabeza al agua, sin creernos dotados de la virtud del Fénix penetrar en el fuego; a fin de alcanzar aquella verdad.

 
André Breton, Segundo Manifiesto del Surrealismo (1930)
En: Arturo Ramoneda, "Antología de la Literatura Española del siglo XX"
SGEL, Madrid, 1988
habrá
Andrè Breton
il y aura
D'où vient ce bruit de sourcePourtant la clé n'est pas restée sur la porte
Comment faire pour déplacer ces énormes pierres noires
Ce jour-là je temblerai de perdre une trace
Dans un des quartiers brouillés de Lyon
Une bouffé de menthe cèst quand j'allais avoir vingt ans
Devant moi la route hypnotique avec une femme sombrement hereuse
D'ailleurs les moeurs vont beaucoup changer
Le grand interdit sera levé
Une libellule on courra pour m'entendre en 1950
A cet embranchement
Ce que j'ai connu de plus beau cést le vertige
Et chaque 25 mai en fin d'après-midi le vieux Delescluze
Au masque auguste descend vers le Château-d'Eau
On dirait qu'on bat des cartes de miroirs dans l'ombre
habrá
De dónde llega ese ruido de fuente
Sin embargo la llave no se quedó en la puerta
Qué hacer para desplazar estas enormes piedras
Ese día temblaré por perder un rastro
En uno de los enredados barrios de Lyon
Fue una bocanada de menta cuando iba a cumplir veinte años
Ante mí la senda hipnótica con una mujer sombríamente dichosa
Por otra parte los hábitos van a cambiar mucho
La gran prohibición será levantada
Una libélula correrán para oírme en 1950
En esta encrucijada
El vértigo es lo más hermoso que he conocido
Y cada 25 de mayo al terminar la tarde el viejo Delescluze
Con augusta máscara desciende hacia el Château-d'Eau
Se diría que barajan unas cartas de espejos entre la sombra.

El ángel superviviente
Rafael Alberti
Acordaos.

La nieve traía gotas de lacre, de plomo derretido
y disimulo de niña que ha dado muerte a un cisne.
Una mano enguantada, la dispersión de la luz y el lento asesinato.
La derrota del cielo, un amigo.
Acordaos de aquel día, acordaos
y no olvidéis que la sorpresa paralizó el pulso y el color de los astros.
En el frío, murieron dos fantasmas.
Por un ave, tres anillos de oro
fueron hallados y enterrados en la escarcha.
La última voz de un hombre ensangrentó el viento.
Todos los ángeles perdieron la vida.
menos uno, herido, alicortado.

Sobre los ángeles (1927-1928)
Tres recuerdos del cielo
Rafael Alberti

Homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer.

             PRÓLOGO 

No habían cumplido años ni la rosa ni el arcángel.
Todo, anterior al balido y al llanto.
Cuando la luz ignoraba todavía
si el mar nacería niño o niña.
Cuando el viento soñaba melenas que peinar
y claveles el fuego que encender y mejillas
y el agua unos labios parados donde beber.
Todo, anterior al cuerpo, al nombre y al tiempo.
Entonces yo recuerdo que, una vez, en el cielo... 
       PRIMER RECUERDO 
... una azucena tronchada...
G.A.BÉCQUER.
Paseaba con un dejo de azucena que piensa,
casi de pájaro que sabe ha de nacer.
Mirándose sin verse a una luna que le hacía espejo el sueño
y a un silencio de nieve que le elevaba los pies.
A un silencio asomada.
Era anterior al arpa, a la lluvia y a las palabras.
No sabía.
Blanca alumna del aire,
temblaba con las estrellas, con la flor y los árboles.
Su tallo, su verde talle.
Con las estrellas mías
que, ignorantes de todo,
por cavar dos lagunas en sus ojos
la ahogaron en dos mares.
Y recuerdo...
Nada más: muerta, alejarse. 
       SEGUNDO RECUERDO
... rumor de besos y batir de alas...
G.A.BÉCQUER.
También antes,
mucho antes de la rebelión de las sombras,
de que al mundo cayeran plumas incendiadas
y un pájaro pudiera ser muerto por un lirio.
Antes, antes que tú me preguntaras
el número y el sitio de mi cuerpo.
Mucho antes del cuerpo.
En la época del alma.
Cuando tú abriste en la frente sin corona del cielo
la primera dinastía del sueño.
Cuando tú, al mirarme en la nada,
inventaste la primera palabra.
Entonces, nuestro encuentro. 
       TERCER RECUERDO
... detrás del abanico de plumas de oro...
G.A.BÉCQUER.
Aún los valses del cielo no habían desposado al jazmín y la
nieve,
ni los aires pensado en la posible música de tus cabellos,
ni decretado el rey que la violeta se enterrara en un libro.
No.
Era la era en que la golondrina viajaba
sin nuestras iniciales en el pico.
En que las campanillas y las enredaderas
morían sin balcones que escalar y estrellas.
La era
en que al hombro de un ave no había flor que apoyara la cabeza.
Entonces, detrás de tu abanico, nuestra luna primera.

Sobre los ángeles (1927-1928)
Incluido en Antología Poética (1924-1972). Editorial Losada 
1977. Buenos Aires
El ángel avaro
Rafael Alberti
Gentes de las esquinas
de pueblos y naciones que no están en el mapa
comentaban.
   —Ese hombre está muerto
y no lo sabe.
Quiere asaltar la banca,
robar nubes, estrellas, cometas de oro,
comprar lo más difícil:
el cielo:
Y ese hombre está muerto.
   Temblores subterráneos le sacuden la frente.
Tumbos de tierra desprendida,
ecos desvariados,
sones confusos de piquetas y azadas,
los oídos.
Los ojos,
luces de acetileno,
húmedas, áureas galerías.
El corazón,
explosiones de piedras, júbilos, dinamita.
   Sueña con las minas.

Sobre los ángeles (1927-1928)
Incluido en Antología Poética (1924-1972). Editorial Losada 
1977. Buenos Aires
Deshaucio
 Rafael Alberti
Ángeles malos o buenos,
que no sé,
te arrojaron en mi alma.
   Sola,
sin muebles y sin alcobas,
deshabitada.
   De rondón, el viento hiere
las paredes,
las más finas, vítreas láminas.
   Humedad. Cadenas. Gritos.
Ráfagas.
   Te pregunto:
¿cuándo abandonas la casa,
dime,
qué ángeles malos, crueles,
quieren de nuevo alquilarla?
   Dímelo.

Sobre los ángeles (1927-1928)
Incluido en Antología Poética (1924-1972). Editorial Losada 
1977. Buenos Aires
La aurora
Federico García Lorca
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible:
A veces las monedas en ejambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habráparaíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencias sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
 
Poeta en Nueva York {1929-1930]
Obras Completas, Galaxia Gutemberg/Círculo de Lectores
Barcelona, 1996
Vaca
Federico García Lorca
Se tendió la vaca herida.
Árboles y arroyos trepaban por sus cuernos.
Su hocico sangraba en el cielo.
Su hocico de abejas
bajo el bigote lento de la baba.
Un alarido blanco puso en pie la mañana.
las vacas muertas y las vivas,
rubor de luz o miel de establo,
balaban con los ojos entornados.
Que se enteren las raíces
y aquel niño que afila su navaja
de que se pueden comer la vaca.
Arriba palidecen
luces y yugulares.
Cuatro pezuñas tiemblan en el aire.
Que se entere la luna
y esa noche de rocas amarillas
que ya se fue la vaca de ceniza.
Que se fue balando
por el deribo de los cielos yertos,
donde meirnedan muerte los borrachos.
 
Poeta en Nueva York
(1929-1930)
Para unos vivir
 Luis Cernuda

Para unos vivir es pisar cristales con los pies desnudos; para otros vivir es mirar el sol frente a frente.
La playa cuenta días y horas por cada niño que muere. Una flor se abre, una torre se hunde.
Todo es igual. Tendí mi brazo; no llovía. Pisé cristales; no había sol. Miré la luna; no había playa.
Qué más da. Tu destino es mirar las torres que levantan, las flores que abren, los niños que mueren; aparte, como naipe cuya baraja se ha perdido.

Los placeres prohibidos (1931)
Luis Cernuda, Poesía Completa, 
Siruela, Madrid, 1993
Quisiera saber por qué esta muerte
 Luis Cernuda

Quisiera saber por qué esta muerte
Al verte, adolescente rumoroso,
Mar dormido bajo los astros negros,
Aún constelado por escamas de sirenas,
O seda que despliegan
Cambiante de fuegos nocturnos
Y acordes palpitantes,
Rubio igual que la lluevia,
Sombrío igual que la vida es a veces.
Aunque sin verme desfiles a mi lado,
Huracán ignorante,
Estrella que roza mi mano bandonada su eternidad,
Sabes bien, recuerdo de siglos,
Cómo el amor es lucha
Donde se muerden dos cuerpos iguales.
Yo no te había visto;
Miraba los animalillos gozando bajo el sol verdeante.
Despreocupado de los árboles iracundos,
Cuando sentí una herida que abrió la luz en mí;
El dolor enseñaba
Cómo una forma opaca, copiando luz ajena,
Parece luminosa.
Tan luminosa,
Que mis horas perdidas, yo mismo,
Quedamos redimidos de la sombra,
Para no ser ya más
Que memoria de luz;
De luz que vi cruzarme,
Seda, agua o árbol, un momento.
 
Los placeres prohibidos (1931)
Luis Cernuda, Poesía Completa, 
Siruela, Madrid, 1993


Escuela Normal Prof. Víctor Mercante

Escuela Normal Prof. Víctor Mercante
Aquí funciona el I.F.D. BORGES